Vamos a dejarnos de teorías

Hoy me encuentro especialmente beligerante. Acabo de salir de una charla-coloquio con los Embajadores en España de Suecia, Finlandia y Dinamarca. Ellos han hablado de la sociedad civil en sus países y yo hoy tengo unas enormes ganas de gritar a los ciudadanos de nuestro país, que se despierten de una maldita vez.

Al salir de la charla de los Embajadores, organizada por 'Sociedad Civil Española', me di cuenta que en nuestro país, los ciudadanos hemos mantenido una actitud irresponsable frente a la clase política. Ante las preguntas de los asistentes al acto, que querían conocer la relación entre los políticos y la sociedad civil de sus respectivos países, los Embajadores repetían una y otra vez dos palabras: responsabilidad y transparencia. La relación entre la clase política y los ciudadanos, decían, se debe basar en la responsabilidad de aquellos, por los actos realizados en el ejercicio de su cargo, y por la transparencia absoluta en su gestión. En mi país, decía el embajador finlandés, hasta un Ministro dimitió por comprar una chocolatina con una tarjeta de crédito oficial. Los ciudadanos suecos, explicaba la Embajadora, como una clara demostración de la transparencia en la gestión pública, tienen derecho a revisar las cuentas de todos los Ministerios, Oficinas, Delegaciones y Departamentos del Gobierno. Y el Gobierno sueco, está obligado por Ley, a enseñarlas.

Cómo no voy a estar beligerante. Beligerante e indignado. Vamos a dejarnos de paños calientes y a llamar a las cosas por su nombre. Cuando cada mañana te asomas a nuestra prensa y un día sí y otro también ves noticias de viajes a Marbella con dinero público, financiación ilegal de partidos, quiebras clamorosas en las Cajas de Ahorros, dinero público destinado a tapar agujeros negros y amantes reales pisando la alfombra roja del protocolo, sin que nadie se atreva ni siquiera a toser a los responsables, díganme si no es para indignarse. ¿Qué más hace falta? ¿Qué más tenemos que ver para decir hasta aquí hemos llegado? ¿Dónde estaría toda esta gente en países como Finlandia, Suecia o Dinamarca?

Y luego, aquí, en este patio de Monipodio en el que se ha convertido España, donde si no hay cacho, no curro ni borracho, nos extrañamos eso sí, de la monumental pitada del pasado viernes en el Vicente Calderón. E incluso nos rasgamos las vestiduras en un ejercicio de cinismo como yo no he visto otro igual en mi vida.

Pero si la culpa es nuestra. En el año 1978, con buena voluntad y torpeza evidente, incorporamos a la Constitución la palabra "nacionalidades" para obtener el apoyo de dos regiones de España que ni de lejos eran las más acreditadas para ostentar semejante título. Ni ellas, ni ninguna. Y hoy 35 años después, habiendo dejado a esas "nacionalidades" campar por sus respetos, lloramos por un himno del que no queremos saber nada durante los otros 364 días del año.

Se acabó la teoría. Como decía mi profesor de Administrativo cuando yo me entretenía en los prolegómenos de una pregunta. "Al grano Sr. Movilla, que la teoría nos la sabemos todos". O mi amigo Tili, que cuando quiere finalizar algo, siempre "va al mate" 

Pues vamos al mate amigos. Pasemos de la palabra a la acción y hagámonos más responsables de las penurias que nos están hundiendo poquito a poco. Solo participando podremos quejarnos. Y solo participando, y reivindicando, podremos decir, cuando salgamos de esta, que saldremos, que hemos participado en el esfuerzo.

Daniel MovillaTwitter@danielmovilla