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Universidad y crisis

Universidad y crisis

Por Fernando Franco Jubete
lunes 28 de mayo de 2012, 23:47h
No sé por qué, cada vez que hace unas declaraciones el ministro de Educación, Cultura y Deportes, José Ignacio Wert, en materia de educación universitaria, me produce un gran desasosiego. Y no sólo es porque me afecta directamente, sino por la improvisación de sus afirmaciones y sus fundamentos inválidos o inciertos. En los cinco meses que lleva al frente del Ministerio se ha mostrado reiteradamente como el ministro más superficial y el más parlador, con toda la carga peyorativa que se le quiera incorporar a ambos términos. Pero era de esperar su superficialidad, no hay nada más que buscar su amplia bibliografía y leer sólo los títulos de sus artículos en revistas, sin entrar en su contenido sociológico, que puede ser excelente. Reflejan una personalidad de relumbrón que pretende sorprender y demostrar un ingenio y una eficacia banalizada ya en la portada. Contrasta indudablemente con los currículos de excelencia, la sólida trayectoria profesional y el comportamiento público de la mayoría de los ministros de Mariano Rajoy.
   
La improvisación con que el Ministro Wert se empeña en explicar a la ciudadanía que la universidad pública española es ineficaz, cara e inútil para crear empleo, se fundamenta en un superficial análisis realizado por colaboradores chapuceros cuyos argumentos, datos comparativos y rankings, inciertos o sin fundamento, ya se ha encargado de poner en evidencia la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas. Es cuando menos muy desleal descalificar a las universidades con el único objetivo de justificar unas medidas de recorte aprobadas precipitadamente y antes de que comience a trabajar la Comisión de Expertos nombrada por el propio Ministro para la reforma del sistema universitario español.
   
Es indudable que la universidad española tiene muchos problemas y que es necesario acometer reformas urgentes para mejorar su eficacia con una financiación acorde con las necesidades del país. Es necesario eliminar los excesos derivados de las alegrías del proceso de transferencia de la Educación a las comunidades autónomas, que provocaron una desmedida creación de centros universitarios, en todas las provincias españolas, y una insostenible proliferación repetitiva de titulaciones que no se han eliminado aprovechando la implantación reciente de la reforma derivada del Proceso de Bolonia. Incluso se han agudizado los problemas y se van a evidenciar más explícitamente a medida que concluya su implantación y sus resultados.
   
La proliferación repetitiva de grados y másteres por todas las universidades públicas y privadas, la degradación de las titulaciones profesionales convertidas en másteres universitarios y la creación de grados y másteres propios sin salidas profesionales, como puros inventos de grupos de profesores para crearse una carga docente muy llevadera, son los auténticos males de la Universidad española. Al menos para quienes vivimos la docencia todos los días en las aulas y vemos que no ha existido, ni parece existir realmente, ninguna intención de resolverlo porque no es políticamente correcto cerrar un centro en Soria, Ponferrada, Zamora o Béjar. Particularmente si los crearon los políticos con un manipulado apoyo social, aplicando por ejemplo, y hace tan solo diez años, abundantes fondos Miner, con la oposición de todos los profesionales que conocíamos de antemano la escasísima demanda de sus nuevas titulaciones y su inevitable fracaso. Me estoy refiriendo a los grados en Ingeniería Agroalimentaria e Ingeniería Forestal de Ponferrada que, desde su creación, han tenido una escasísima demanda porque existían, con mucha anterioridad a su creación, en la excelente Escuela Agraria de Lugo a tan sólo 119 kilómetros de distancia por autovía.
   
El fracaso anunciado de la Escuela Agraria de Soria también se basó en una decisión política a la que nos opusimos desde la Escuela Agraria de Palencia, con el derecho que nos otorgaba pertenecer a la Universidad de Valladolid y la evidencia de que existía la misma titulación, hoy Grado en Ingeniería Agrícola, con el mismo plan de estudios en Palencia y Valladolid, y en las ciudades de Zaragoza y Logroño, muy  próximas a Soria. Pero la Universidad de Valladolid se ha resistido a cerrarla, incluso con acuerdos comunitarios de eliminación de titulaciones con menos de diez alumnos de nueva matrícula y, actualmente, para evitar la eliminación de centros con reducida matrícula ha creado un solo centro, con los seis centros diversos y las ocho titulaciones dispersas, existentes en Soria.
   
Con los datos que maneja el Ministro Wert de que, cualquier titulación debe incorporar como mínimo cincuenta alumnos de nueva matrícula anualmente, para alcanzar su viabilidad económica, en Castilla y León sobran algunos centros y muchos grados y masteres repetidos, particularmente en Agrarias y Educación. Hay grados repetidos en las nueve provincias que van a resistirse a su eliminación, porque los defienden afirmando que es un servicio público necesario para las ciudades pequeñas. El problema es que el coste actual medio en España por alumno y curso es de 6.300 Euros, con una matrícula de cincuenta alumnos. Pero si se matriculan cinco, como en Ponferrada o Soria, el coste es de 63.000 Euros por alumno y curso. En esto estoy con el Ministro Wert, es inaceptable que las universidades lo mantengan, porque la sociedad española no se lo puede permitir.
   
Fernando Franco Jubete. Ingeniero Agrónomo, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia.
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