Y... ¿los gestores se irán de rositas?

Aquí, ahora, el asunto es evitar que se conozca la realidad por la que atraviesan algunas de las antiguas cajas de ahorros de la Comunidad. Lo mejor, al parecer, es ocultar la situación, porque es muy delicada, porque puede interferir en ciertas negociaciones y, claro, porque genera alarma.

Entre tanto, cuatro se diluyeron definitivamente en Bankia (Caja Ávila y Caja Segovia), en Caixabank (Caja Burgos) o en Ibercaja (Caja del Círculo), mientras las otras dos -las que se fusionaron a regañadientes- agonizan juntas a las puertas de Unicaja Banco, en Málaga.

Sin embargo, lo grave no es que se conozca su situación. No. Lo grave es que están en esta situación precisamente. Lo natural es que los gestores de estos procesos asuman su responsabilidad. Habrá que esperar al informe que elabora la fiscalía de Castilla y León, claro. Aunque parece lógico que, al menos, unos cuantos tendrían que devolver las indemnizaciones recibidas por un trabajo tan mal hecho.

Ilusiones frustradas

Es una lástima que la vieja aspiración de los presidentes de la abulense (Agustín González) y de la segoviana (el incombustible Atilano Soto) se haya deslizado tan rápidamente por el agujero del 'wc'. Después de lograr, como querían, un sillón en el consejo de BFA (la matriz de Bankia), ¡zas!, llega papá Estado, releva al presidente Rato, nacionaliza el nuevo banco y limpia los órganos de gobierno de las rémoras de la fusión, de la mano de Goirigolzarri.

Habrá que suponer, en el mejor de los casos, que ni Atilano Soto sabía cómo estaba su caja cuando la entregó por el 2,01% de la nueva Bankia, a cambio de un sillón en consejo, seis meses como miembro de pleno derecho (dominical) y seis meses como "consejero invitado" (?), con voz y sin voto. Ni Agustín González conocía el estado de la caja que presidía cuando la entregó por el 2,33% de la nueva Bankia, a cambio de un sillón a año completo. Ni sabían cómo estaban sus cajas ni qué riesgos asumían en la cuarta entidad financiera del país. Adiós, amigos, adiós.

España-Duero ante Unicaja

En el otro lado del extinto sector financiero regional está, aún, el enigmático presidente del nuevo Banco España-Duero, Evaristo del Canto. Alguna vez pensó, sí, que la nueva megacaja autonómica podría abrirse camino en solitario. O que, incluso, podría coliderar (si se permite la expresión) un proyecto financiero nacional. Sin embargo, hoy deambula por un auténtico campo de minas, al frente de una entidad que se deteriora a pasos agigantados, entre la inanición y el desdén calculado del presidente de Unicaja Banco, Braulio Medel.

Es verdad que España-Duero arrastra aún los efectos de las desdichadas presidencias de Julio Fermoso y de Santos Llamas... ¡Qué horror! ¡Y con la anuencia de la autoridad política (PP y PSOE)!

Pero no es menos cierto que, si después de un año y medio de mirarse el obligo, deshojando la margarita de la fusión, y otro año dedicado a un segundo proceso de fusión, es casi un milagro que siga operando en el mercado.

Esa es la gran aportación de los más de 300 consejeros generales de las antiguas cajas que todavía siguen en activo. Esa es la gran aportación de los 33 miembros del consejo de administración de la caja fusionada.

Ahora, al margen de las nuevas medidas del segundo Decreto Guindos, el nuevo Banco España-Duero se encuentra entre estas coordinadas: 1) Mantener el negocio con uñas y dientes, como sea. 2) Reducir sus gastos generales en torno a un 20% anual entre 2012 y 2015. 3) Afrontar el coste de los 1.000 millones del FROB: intereses, más devolución del principal, en cinco años. 4) Encomendarse a quien más devoción inspire para que Braulio Medel firme cuanto antes la integración de la entidad en Unicaja Banco. 5) Y no perder los nervios ante los efectos que pueda acarrear el nuevo proceso de fusión, que capitaneará en este caso el propio Braulio Medel.

Ya, lo más fácil es concentrar las críticas en Medel, precisamente. Aunque quizá puede explicarse su frialdad en este largo proceso de integración aún incompleto.

Gastos generales

Mientras Unicaja rebajó sus costes generales en 2011 un 6%, España-Duero los incrementó en un 14%. Y concretamente, en gasto de personal aumentó por encima del 19% en el banco regional, mientras que Unicaja lo redujo en un 6,7%. Estos datos contradicen el acuerdo de integración. Y Medel reclama a Del Canto un recorte drástico: un millar de empleados menos, una rebaja en las nóminas y la eliminación de los beneficios sociales.

Beneficios y FROB

Además, Medel exigió que España-Duero se capitalizara antes de integrarse en Unicaja, para no lesionar la privilegiada ratio de solvencia de la malagueña. Por eso acudió al auxilio del FROB por segunda vez. Y así, a los 525 millones que recibió a finales de 2010, tras la fusión España-Duero, ahora se suman otros 425 millones. El primer préstamo implica un pago anual de 41 millones de euros sólo en intereses. Es decir, los que abonó en octubre de 2011, como los que abonará en octubre de este año. Pero en 2013 deberá realizar un pago de unos 80 millones de euros por los dos préstamos. Y al cabo de cinco años (en 2015 y en 2017) afrontar el desembolso del capital principal: 1.000 millones.

Si se tiene en cuenta que, en el escenario actual, España-Duero sólo contará con una fuente de ingresos (el 30% del beneficio de Unicaja Banco), la entidad malagueña tendría que lograr un resultado de unos 275 millones anuales para que el 30% fuese equivalente a los 80 millones que necesita España-Duero solamente para afrontar los intereses de los préstamos. Y nada, o casi nada, para la obra social, claro. Pero Unicaja logró un beneficio atribuido de 105,8 millones en 2011; y España-Duero, de 30 millones. Es decir, 135,8 millones entre las dos... Muy lejos de la cifra objetivo de 275 millones. 

Aunque el ánimo de los cinco consejeros del nuevo banco autonómico es otro: hágase la integración, que luego ya se verá...

Que releven ya a este consejo y que regrese urgentemente Sebastián Battaner, ¡por favor!

Manuel Trapote. Periodista.