Esto es un 'carajal'

Últimamente, cuando expongo mis ideas sobre los problemas estructurales que afectan de manera general a España y de forma particular a Castilla y León, suelen tacharme de agorero, visionario, pesimista y no sé cuántos calificativos más, y algunos por cierto, bastante despectivos. No me importa. Si algo he aprendido a lo largo de mi vida ha sido a mantener las convicciones por encima de adjetivos más o menos ciertos, pero inevitables cuando das una opinión.

Yo soy partidario de la reestructuración inmediata del actual modelo de Estado. Lo soy y mucho. A diferencia de otras opiniones más cualificadas políticamente que la mía, pero igual de respetables, mi opinión es que la actual estructura del Estado es inasumible, disgregadora e inaceptable, en un territorio donde el articulo 14 de su Constitución dice que todos los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

Conozco bien el principio de no hacer mudanzas en tiempos difíciles, pero también observo el creciente descontento de los ciudadanos españoles ante el desigual reparto de cargas y privilegios entre unos y otros.

La Constitución Española se ha quedado vieja. Nació, lo sé, en un tiempo inquieto y difícil. Quizá fue necesario redactarla como se hizo; no recuerdo con claridad los pormenores de aquel tiempo. Pero estamos en un tiempo nuevo. Hoy, mucha gente adulta no había nacido cuando se redactó la Constitución, no conoce ni por referencia, los tiempos de la Dictadura, no vivió la Transición, ni el café para todos. Y no tiene miedo a revisiones, a cambios, ni a nuevos periodos constituyentes. Somos ya un pueblo maduro.

Creo que ya está bien de tutelarnos, de tratarnos como a gente con miedo, menores de edad, sin conocimiento suficiente para no poder decidir por nosotros mismos. Preguntemos al pueblo español si está de acuerdo con las Comunidades Autónomas; si le parece bien que haya diecisiete Parlamentos, diecisiete Defensores del Pueblo (¿fina ironía no?), diecisiete Consejos Consultivos, o diecisiete Consejos de Cuentas.

Preguntémonos si tiene alguna lógica el 'carajal' que hay montado de normas y tratos diferentes según vivas en una esquina u otra de España. Esto es un despropósito.

Hay tantos y tantos intereses en juego, que será muy difícil deshacer el ovillo que se ha tejido en este país durante más de treinta años. Pero somos seres racionales, y sin algaradas, ni aspavientos emocionales, tenemos que preguntarnos a dónde vamos por este camino. Pero tenemos que preguntárnoslo todos, no solo esos pocos que siguen creyendo que en este partido ellos son los árbitros y también los que tiran a gol, y los que hacen las paradas. Así, solo conseguiremos bajar a segunda división. División por cierto, donde ya están jugando muchos vecinos nuestros.

Daniel Movilla