red.diariocritico.com
29-M: Razones para una huelga

29-M: Razones para una huelga

Por Óscar Sánchez
lunes 26 de marzo de 2012, 00:04h
El derecho laboral se basa en un principio básico: la búsqueda del equilibrio entre el empresario y el trabajador. Si no existiese el derecho laboral, el desequilibrio entre la oferta y la demanda en el mercado de trabajo daría como resultado condiciones próximas a la esclavitud. Así eran las cosas en los orígenes del capitalismo y así son todavía en algunos países del mundo en los que no hay leyes laborales protectoras, ni sindicatos, ni convenios colectivos, ni derecho de huelga.

Nuestra Constitución, en la línea de todas las constituciones democráticas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, define a España como "Estado social". Uno de los pilares que integran el concepto de Estado social es, precisamente, la regulación del mercado de trabajo. Con la llegada de esta nueva fase en la evolución del Estado, el trabajador ya no tenía que negociar individualmente sus condiciones con el empresario porque la ley le reconocía unos mínimos en materia de jornada, descansos, indemnizaciones por despido, etc. Los mínimos legales se podían desarrollar mediante los convenios colectivos, a los que, bajo determinadas condiciones, se les reconocía la capacidad para ser fuente del Derecho, es decir, para convertirse en ley incluso para aquellos que no hubieran participado en la negociación. Las constituciones también reconocieron como derecho fundamental la libertad sindical y el derecho de huelga, para garantizar que los trabajadores pudieran luchar por sus derechos sin temor a sufrir represalias.

Esto es lo que la reforma laboral de Rajoy pone en entredicho. Se rompe el equilibrio y se le da al empresario todo el poder para fijar unilateralmente salarios y condiciones, se debilita la negociación colectiva y, aunque no se puede coartar el derecho de huelga y la libertad sindical, porque figuran en la Constitución, se intenta impedir su ejercicio sometiendo a los sindicatos a una campaña de desprestigio sin precedentes. Por supuesto que hay cosas que deben cambiar en los sindicatos, excesivamente funcionarizados y manejados a veces por elites muy alejadas del espíritu de lucha y sacrificio de sus antepasados. Pero una cosa es criticar todo lo que sea criticable y otra muy distinta es intentar quebrar la capacidad de reacción colectiva de los trabajadores.

Durante un tiempo parecía que el Estado social tendría un desarrollo imparable. En algunos países, como los escandinavos o Alemania, empezaban incluso a ponerse en práctica los primeros mecanismos de democracia industrial. La "economía social de mercado" conjugaba lo mejor de la libre iniciativa con nuevas formas de gestión que se aproximaban a un control colectivo de los medios de producción.

El Estado social sigue figurando en las constituciones pero, si no impedimos, se acabará convirtiendo en una fórmula hueca. La cuenta atrás empezó en los 80, cuando los Chicago boys empezaron a imponer sus ideas de desregulación y privatización de la mano de nueva oleada conservadora de Reagan y Thatcher. Desde entonces, el "dogma" neoliberal se ha convertido en el nuevo paradigma de la economía y tanto los Gobiernos de derecha, como los de izquierda, han aplicado las mismas recetas con muy pocos matices.

En las últimas dos décadas, las crisis cíclicas y las burbujas especulativas se han ido sucediendo, con cada nueva crisis los Estados se han ido encontrando con menos instrumentos para hacer frente a la situación y los que peor parados han salido han sido siempre los trabajadores. De hecho, en los países industrializados la desigualdad es hoy mucho mayor que hace treinta años.

Hay una verdad incontrovertible: ni la crisis de las hipotecas "subprime", ni el estallido de la burbuja inmobiliaria, ni la crisis de deuda que estamos sufriendo ahora han sido ocasionadas por la existencia de los derechos laborales que van a suprimirse o a debilitarse con la reforma planteada por el Gobierno. Con la misma normativa laboral que ahora se acaba de reformar, España ha sido el país que más empleo creaba de toda la Unión Europea. El derecho laboral ni crea empleo ni lo destruye, sin embargo, la desregulación lo que sí que provoca es que las condiciones de trabajo de todos los trabajadores empeoren sustancialmente. No se va a beneficiar a los parados, pero sí que se va a perjudicar a los que tienen empleo.

No es la lucha contra el paro lo que motiva la reforma laboral. El paro es solamente el pretexto para llevar a cabo una reforma de raíz ideológica amparándose en una situación de shock colectivo. ¡No es economía, es política!

Por eso, la respuesta también tiene que ser política. Por eso, el próximo jueves, 29 de marzo, voy a hacer huelga. Voy a hacerla porque no quiero que la crisis económica y el paro sirvan de justificación para seguir retrocediendo en derechos que son el fruto de décadas de luchas y acuerdos.

Voy a hacer huelga con la mirada en el pasado, pensando en todos aquellos que también hicieron huelga para luchar por los derechos que ahora disfrutamos, y también con la mirada en el futuro, porque tengo una hija y no quiero que algún día me pregunte por qué no reaccioné ante lo que estaba sucediendo. Voy a hacer huelga para que cuando les hable a mis alumnos del artículo 1.1 de la Constitución, la fórmula "Estado social y democrático de Derecho" siga teniendo significado.

Óscar Sánchez Muñoz. Profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Valladolid.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios
ventana.flyLoaderQueue = ventana.flyLoaderQueue || [] ventana.flyLoaderQueue.push(()=>{ flyLoader.ejecutar([ { // Zona flotante aguas afuera ID de zona: 4536, contenedor: document.getElementById('fly_106846_4536') } ]) })