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Ni con los sindicatos, ni con la patronal

Ni con los sindicatos, ni con la patronal

viernes 02 de marzo de 2012, 14:00h
Todavía en muchos pueblos cuando un vecino va a la oficina de Asaja para que su técnico de cabecera le ayude a tramitar la PAC dice "voy al sindicato, a ver si me arreglan los papeles". En el nacimiento de las organizaciones agrarias de nuestra región muchos se acostumbraron a denominarlas "sindicatos del campo", y con bastante sentido, porque por entonces compartían con los sindicatos de clase el objetivo, defender los intereses de sus asociados, y el medio, que era la calle, porque en aquellos años no había mesas de negociación ni reuniones institucionales en las que expresar nuestras reivindicaciones.

Está claro que, contra los sindicatos, el agricultor y el ganadero de Castilla y León mayoritariamente es empresario y a la vez trabajador de sí mismo, es el que invierte y el que echa horas en su explotación, por lo que no tendría sentido que se reclamara así mismo una mejora de condiciones laborales. Es, legal y racionalmente, el agricultor y ganadero un empresario, pero tampoco puede decirse que se sienta representado por la patronal, generalmente controlada por lobbys y muy alejada de las necesidades y problemas del mayoritariamente pequeño empresariado de nuestra región. Yo no he oído decir nunca a un amigo, agricultor o ganadero, que la solución a la falta de rentabilidad de su explotación pasara por bajar el sueldo a un operario, si es que lo tiene, y mucho menos decirle que si no trabaja para él se vaya a Laponia. Primero porque en nuestros pequeños pueblos lo que falta es gente y "localización", y segundo, porque un profesional del campo sabe que donde se juega el futuro de su empresa es en a cómo paga lo que necesita para producir y a cuánto vende su producción.

Otro punto que nos impide tomar partido por sindicato o patronal -un modelo "bisocial" que la Junta ha defendido para su comodidad en la Mesa del Diálogo Social- es la posición ideológica que unos y otros toman en política. No digo que en Asaja Castilla y León seamos "puros y castos", está claro que cada asociado tiene sus preferencias, pero si apoyáramos a un partido en plena campaña como lo hacen los sindicatos o los empresarios los primeros que nos castigarían serían nuestros socios, porque para defender sus intereses profesionales necesariamente nos enemistaremos con una administración o con otra, sea quien sea que esté al frente.

En los tiempos de bonanza, sindicatos, patronal y Junta han sesteado plácidamente, y ahora que ya no hay dinero para estructuras mastodónticas, el patio está revuelto. No sé si por suerte o por desgracia cuando había "café para todos" al campo no llegó, así que para nosotros el cambio a economía de crisis no es tan brutal: es que no la hemos abandonado, como demuestran las brutales cifras de reconversión del sector. Por eso las organizaciones agrarias hemos tenido que ofrecer a nuestros socios cada vez más servicios con valor añadido, abaratando costes administrativos y derrochando imaginación y trabajo para conseguirlo. Porque el agricultor y al ganadero es un socio exigente, que pide resultados, no un mero simpatizante.

Y por último, una cosa más que nos impide sentirnos sindicato o patronal: somos de pueblo. En Asaja Castilla y León, salvo algunas de las sedes, situadas en las capitales para ser accesibles para el mayor número posible de socios, se trabaja, se reivindica y se actúa pensando en nuestros socios y en las familias de los socios. Nosotros no vemos a los agricultores y ganaderos como un número o una ficha. Detrás de cada explotación está una familia, hombres, mujeres, niños y también nuestros mayores, que cobran su pensión. Cada decisión de Bruselas, cada semana más sin llover, cada expediente no aprobado, cada crédito no concedido tiene una historia detrás, la de un vecino nuestro. Queremos que la leche o la remolacha se paguen a un precio justo, que los fertilizantes, la luz y el gasóleo no se disparen, y en eso somos una organización económica y empresarial. Pero también nos preocupan dónde y cómo viven nuestros representados, porque sus familias son también las nuestras.

Donaciano Dujo. Presidente de Asaja Castilla y León.
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