La mejor España
martes 17 de enero de 2012, 14:14h
El Rey Don Juan Carlos ha acertado plenamente concediéndole a Nicolas Sarkozy
el Toisón de Oro, la máxima distinción española, y que ayer le impuso
en una solemne ceremonia en el Palacio Real. El Monarca afirmó que el
presidente galo es "un gran amigo de España", y que ha propiciado de
manera firme y eficaz "la mayor colaboración política, judicial y
policial entre nuestros dos países para acabar con la violencia
terrorista". Y Sarkozy respondió que toda Francia agradecía haber podido
estar al lado del pueblo español para "erradicar las abyectas
manifestaciones del terrorismo: el chantaje, la extorsión, el atentado y
la muerte". También tuvo Sarkozy un emotivo reconocimiento para "las
víctimas de estas decenas de años de violencia".
Y, en el
contexto de esta ceremonia en que Francia y España se prometieron, pese a
las amarguras del pasado, el amor eterno que se deriva de la cercanía y
de la Historia ("a esta España que nosotros amamos", dijo Sarkozy),
después de que el Rey hubiese citado a Cervantes: "Amistades que
son ciertas, nadie las puede turbar") ... en el contexto de esta
ceremonia -decimos- se produjo una imagen que no queremos dejar que
pase desapercibida y a la que queremos ponerle un "pie de foto" y de
palabras. Cinco españoles que, en muy contadas ocasiones se reúnen,
estaban juntos. Don Juan Carlos, en el centro de la escena; y junto a
él, de un lado, Felipe González y Mariano Rajoy; y, del otro, Rodríguez Zapatero y José María Aznar. Cinco hombres que, al lado de Adolfo Suárez, ausente por enfermedad, y de Leopoldo Calvo-Sotelo,
fallecido hace cuatro años, tuvieron o tienen las máximas
responsabilidades en la España de todos los españoles. Era una sólida
imagen de unidad que nos reconforta en este país convulso, empobrecido y
cabreado. Era una convocatoria subliminal a reeditar, al menos
moralmente, los apasionantes "pactos de La Moncloa", cuando una España
en graves dificultades apostó por la unidad de todos, por limar
asperezas, por aparcar diferencias, por ir todos en la misma dirección.
Un presidente de centro derecha, y tres ex-presidentes (uno del PP y dos
socialistas) llevaban a escena la unánime grandeza del orgullo de ser
españoles. Y lo hacían ante el Rey Don Juan Carlos y ante el presidente
de Francia. Se apagaban las rencillas y se encendieron las luces de la
mejor España.