Demasiados corruptos andan por ahí...
lunes 09 de enero de 2012, 16:20h
Debo decir que no me desalienta el hecho de que los periódicos se llenen
estos días con noticias sobre casos de corrupción. Por el contrario, me
parece bueno que se conozcan y, sobre todo, que la información se deba
mayoritariamente al hecho de que esos casos de presuntos corruptos,
llámanse Camps, hijo de Chaves, ERE, Jaume Matas o Urdangarín, entre otros, se encuentran ya en los tribunales (y en las picotas de la condena ciudadana).
Cierto
que los casos de corrupción -presunta, ya digo-son demasiados, y
algunos de alto nivel: ahí es nada, un yerno del Rey y dos ex
presidentes autonómicos, además del hijo de otro ex, viéndose en los
juzgados o cercanos a ello. Pero a mí lo que me llena de gozo es que
aprovecharse para el propio bolsillo de dinero público -o privado- no
resulta impune. Ya sé, ya sé que aún quedan muchos huecos; que no todos
devuelven, aunque pasen por la cárcel, el dinero malhabido y también sé,
de otro lado, que en este país nuestro aplicamos con excesiva
frecuencia la llamada pena infamante, o de telediario; ya sé que a veces
casos que no deberían hacerlo prescriben, sé que hay jueces que se
equivocan o incluso que se hacen los distraídos, sé que se filtran
sumarios secretos que no deberían filtrarse e incluso sé que algunas
veces los códigos benefician más a unos que a otros ...Pero también
constato que son muy pocos los que se van de rositas y que los asuntos
más escandalosos acaban indefectiblemente estallando y siendo sometidos
al peso de la ley y de una Justicia acaso demasiado lenta, sí, a veces
algo cojitranca, no siempre escrupulosamente igual para todos, pero
generalmente implacable.
Y es que, contra lo que muchos dicen y
hasta contra lo que pudiera parecer, España no es un país podrido. Nos
gustará más o menos nuestra clase política, pero admitamos que, salvo
las excepciones que conocemos y quizá hasta algunas más que no
conocemos, nuestros políticos son gente honrada; puede que gastadores en
demasía -cuando había dinero para gastar--, acaso demasiado aficionados
al viaje 'gratis total' y a los automóviles de gran cilindrada, pero
honrados 'básicamente', como en una ocasión sentenció, para quitarse
sambenitos de encima, Felipe González.
Creo firmemente,
porque soy un optimista incorregible, que la limpieza que se está
produciendo con la divulgación de esos casos de corrupción con los que
nos estamos escandalizando va a ser una vacuna eficaz para prevenir
nuevos brotes. Eso y, claro, que hemos entrado en una nueva era, en la
que el dinero destinado a alegrías, las prebendas, el boato y el
despilfarro van a ser mucho más escasos. Algo bueno tenía que tener la
crisis, qué caramba.