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Políticos, cajeros y sus hermanos de leche

Políticos, cajeros y sus hermanos de leche

Por Diariocrítico Castilla y León
lunes 14 de noviembre de 2011, 23:44h
Las encuestas han dicho que los españoles tienen puestas todas sus esperanzas en Mariano Rajoy. También en Castilla y León, donde los resultados del PP doblan a los del PSOE. Por eso los peperos están que no caben dentro del cuerpo, a la espera de que cuando empiece a gobernar el gallego, a ver qué pasa. Aunque esta crisis se los puede llevar a todos por delante a la más mínima. Papandreu y Berlusconi son un ejemplo. Pero hasta descubrir si Rajoy sube o baja las escaleras, el gozo de los que van a ganar no lo pueden disimular. Es lógico; incluso algunos candidatos provinciales se creerán que el mérito de ganar les corresponderá a ellos, y no reconocen ni eso de que la crisis, les ha puesto en bandeja la victoria.
   
Una victoria que les servirá a muchos para seguir en el machito otros cuatro años en Madrid, como Miguel Ángel Cortés, el número uno por Valladolid que le tiene cogido el truco a la cosa y ya sabe que en esta provincia sólo tiene que hacerse ver en tiempo electoral para recoger el fruto de su inmenso liderazgo. Cosas de la política y de los políticos, que en el fondo ni se inmutan con los cinco millones de parados ni con los  indignados, ni con nada. Ellos, muchos, y muchas, a hacer carrera personal.
    
Mientras tanto el crédito sigue sin llegar. Que se lo pregunten a Jesús Terciado, el presidente de Cepyme y Cecale, que le ha montado un pollo a Agustín González, presidente de Caja de Ávila. Le mandó una carta denunciando "la limitación del crédito hasta límites inconcebibles" y "las quejas de los empresarios abulenses". González le contestó acusándole de "tener intereses bastardos". La refriega ha caído como una bomba, pues no en vano Ávila es la tierra donde Ángel Acebes no deja moverse nada sin su consentimiento. Esta provincia, ya lo sabemos, va por libre, y Herrera aquí ni pincha ni corta. De hecho Caja de Ávila (y Caja Segovia) se fueron con Caja Madrid de la forma y manera que quisieron, dándole un corte de mangas al gobierno regional y al músculo financiero del que Herrera tanto se enorgullecía. ¿Qué fue de ese músculo? Ahora más que flácido está pendulón, mientras el máximo ejecutivo de Caja Segovia, Manuel Escribano, se va a llevar, si alguien no lo remedia, seis millones de euros por no molestar en esa integración que ahora se llama Bankia y que aspira a ser la que reciba las nóminas de los funcionarios de la Junta a cambio de alguna ayuda de Rodrigo Rato a las maltrechas arcas regionales. Unas arcas que esperan que se llenen solas, como por arte de magia, tras la victoria de Rajoy el domingo.
     
La política está contaminada por los banqueros, los mercados y el neoliberalismo brutal. Y los políticos, por lo que se ve, sobran casi todos. No resuelven nada, se dedican a echarle la culpa al contrario y encima hay que conformarse con votar al menos malo. Y lo más grave es que no pasa nada. Nadie pide cuentas a Santos Llamas, a José María Arribas y a sus hermanos de leche.
   
Bueno no, hoy el procurador y coordinador de Izquierda Unida de Castilla y León, se ha personado ante la Fiscalía de Castilla y León en Burgos con un escrito que se interesa por los autocréditos, sueldos, contratos  y blindajes, así como por las pensiones de los miembros de los Consejos de Administración de las Cajas de Ahorros de Castilla y León. ¿Tampoco pasará nada?
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