¿Por qué le tienen tantas ganas?

Es abrir la boca, decir algo y en algún rincón de la ciudad o de la Comunidad le sale un replicante al que ha molestado o quiere hacerle alguna matización. Hable de lo que hable, declare lo que declare.

Al alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, le pasa lo mismo que al ministro José Blanco y que le ocurrió a Alfonso Guerra (con lo de su hermano) que les tienen tantas ganas que a la mínima saltan a por ellos.

Hace unos días De la Riva se manifestó sobre los aeropuertos, magnificando el de Valladolid. Políticos y articulistas le atacaron desde León y hasta desde Burgos. En este caso le criticaban por envalentonarse siempre  a la vez que echaban en falta que su alcalde, Javier Lacalle, pecase de pusilánime y de desaparecido.

Ayer no tuvo reparos en manifestarse a favor de devolver competencias y de cobrar las medicinas a pensionistas "ricos", con los que coincidía en la farmacia el fin de semana. Sobre el tema aún no ha habido reacciones. Sin embargo,  ha llamado la atención el artículo de la "indignada" poetisa y escritora Esperanza Ortega, en El Norte de Castilla, donde le llama "enterrador vocacional".  La colaborada del periódico decano escribe sobre la intervención del alcalde en la inauguración de la Fundación Miguel Delibes. Dice que se estremeció escuchando al "inevitable León de la Riva, contar lo bien que había gestionado el entierro de Delibes, los primeros preparativos ya antes de su muerte, tratamiento del tema con los familiares, entierro mismo..."