La penúltima colleja al don

Algo huele a podrido en Dinamarca, pero algo está completamente corrompido en la ejecutiva del PSOE. Tengo buenos amigos en Ferraz, personas que trabajan duro y tragando sapos un día sí y otro también, en silencio, manteniendo el tipo ya que no la frente alta, viendo como el trabajo de muchos se diluye en la megalomanía de pocos. Si miro a la dirigencia, no reconozco el partido. Si miro a la militancia, no entiendo su resignación. Si miro en detalle al PSPV, no veo más que lágrimas reprimidas. Mientras escribo estas palabras la ejecutiva del PSPV está reunida. Joan Lerma debe renovar su “contrato” de senador antes de que den las 12 o su carroza se convertirá en calabaza. Los demás, con mayor o menor enjundia, esperan que el reparto de migajas les favorezca, ande yo caliente. El PSPV resbala por una pendiente demasiado empinada y que empezó a peraltarse cuando Zaplana consiguió la presidencia. Desde entonces no se habla de política. Ni de estrategia. Solamente de familias y de qué hay de lo mío. Las sucesivas ejecutivas han nacido hipotecadas por esas “famiglias” a las que deben pleitesía y réditos que siempre, siempre acaban cobrando. Los militantes dejan de importar, los simpatizantes son solamente un dibujo borroso y los votantes una masa informe a la que engañar cuatrienio tras cuatrienio. Ellos controlan el aparatchik, lo demás no importa. Basta con que el Capo di tutti capi de la zona reparta entre le famiglie y que cada Don perciba la cuota de la sua aportazione al equilibrio precario del padrone local. Luego se pactan con el Consell algunos asientos más en el pesebre y todos, govern i oposició? amb interrogant, a pasar desapercibidos. Lerma ya debe haber renovado. Es el más fácil de señalar, pero la red es tupida y gli parenti sono molte. Dame pan y dime tonto y no te complicaré la vida. Entre tanto, el partido socialista se vuelve irrelevante en la Comunidad Valenciana y el PP sigue gobernando sin apenas sufrir desgaste tras quince años de gobierno, parapetado tras el pesebreo y le güerre fra le famiglie disputante del PSPV. Los que perdemos somos los ciudadanos, los simpatizantes, los militantes. Puede que no nos guste escucharlo cuando están los nuestros en el poder, pero la democracia se perfecciona en el relevo partidario, en la alternancia de proyectos en el gobierno. Obviamente, para que haya alternancia tiene que haber alternativa. Si Pla no lo era, Alarte lo es aún menos. No lo digo yo, lo han dicho las urnas. Yo ya no puedo seguir clamando en el desierto. Jorge Martínez, uno de los quijotes que en estas falsas primarias va a intentar conseguir 22.000 avales -¡pobre!- intenta desarrollar la corriente “otro PSOE es posible”. No debe haber leído los estatutos del partido. Si lo hubiera hecho habría descubierto que, entre mucha palabrería, lo que allí viene a decirse se reduce a dos mandamientos no de amor precisamente: 1) La ejecutiva siempre tiene razón. 2) En caso de no tenerla, se aplicará el artículo 1. Esta será mi [pen]última colleja a Alarte y al PSPV. Os habéis hecho un cortijo a medida, pero no sabéis gestionarlo y el cortijo acabará comido por la maleza y el abandono. No me voy a plegar al Don local por más que el Don nacional sea extraordinario y con su capacidad y actividad sea capaz de refrenar el poder expansivo y renaciente del PP: si alguien puede arañar votos a Rajoy es Rubalcaba. No voy a rendir pleitesía al capo del barrio. Al contrario. Desde aquí -y no solo- voy a pedir a cuantos quieran escuchar que es el momento de moverse, que el 15 de Mayo no es una semilla si no un vivero que germina desde una generación de engañados que lleva quince años madurando el cambio y la regeneración. Ha llegado el momento y están eclosionando iniciativas serias y transversales en torno a las cuales podremos agruparnos para cambiar un sistema que no nos representa. Ya no voy a pelear más con Alarte, no merece la pena porque nada se consigue. Ahora voy a respirar aire puro y voy a buscar hasta debajo de las piedras ciudadanos que quieran poner su esfuerzo en coordinación para que realmente otra España sea posible.