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Discursos y formas ante la crisis

De las dos tardes a los dos años: ZP y Rajoy, las dos caras de la economía

De las dos tardes a los dos años: ZP y Rajoy, las dos caras de la economía

Desde que comenzara la crisis económica y hasta el presente día, la popularidad tanto de Zapatero como de su gobierno socialista se fue diluyendo progresivamente dando lugar a la actual situación. A más de 10 puntos de distancia en las encuestas, el PSOE celebró este fin de semana una convención con sabor a despedida y cambio de ciclo mientras que Rajoy, cada día más futuro inquilino monclovita, dio rienda suelta a sus ambiciones.
Ambición y convencimiento: es lo que desprende Rajoy, que si bien en 2004 también afrontaba las elecciones con una clara ventaja pero después llegó una desagradable sorpresa por motivos de sobra conocidos por todos los españoles, y que sacudió al PP de forma contundente, llega el momento de saberse presidente. El presidente de los 'populares' continúa su 'marcha tranquila' a Moncloa con declaraciones y entrevistas como la concedida estos días al diario 'El Mundo'.

En esa entrevista Mariano Rajoy volvió a repetir las muy escuchadas críticas a Zapatero y su gobierno, aunque sin duda que la frase del momento no ha sido otra que la de que arreglará la economía y el paro "en dos años".  "Estoy absolutamente convencido de que se podría conseguir [la creación de empleo] en dos años. Recuerdo que en el año 1996 había un 22% de paro, tuvimos que tomar medidas y, sobre todo, fuimos capaces de generar confianza y, a partir de ahí, crecimos", dijo Rajoy.

Palabras que contrastan, y no a pocos se les escapa, con las dos famosas tardes de clase de economía que supuestamente le impartió el ex ministro Jordi Sevilla, ya 'huido' del zapaterato en el PSOE. Esas dos tardes de economía sonaron a anécdota graciosa en un primer momento, cuando todo era vino y rosas, pero los últimos 3 años para Zapatero han sido una losa imposible de levantar.


Debate sucesorio frente al de la crisis

Sabiéndose ya perdedor, sólo queda debatir y conocer la tan manida cuestión de su sucesión en el seno socialista. Aunque todos apostaban por una noticia que diera antes de las elecciones de mayo en torno a su retirada y el relevo en manos de Rubalcaba, Zapatero insistió este fin de semana en la Convención autonómica del PSOE en pedir a sus dirigentes y militantes que no equivoquen el discurso. Ese discurso, sin duda, pasa únicamente por el deseo de que el PSOE se centre en las autonómicas y municipales de mayo y olvide la sucesión del líder del partido. Cuestión difícil, por no decir imposible.

De momento, ni los Marcelino Iglesias, ni los Montilla, ni los Barreda, ni los Griñán y otros barones han querido alzar la voz para contradecirle. Pero o ya están fuera y tienen sustituto o, en el caso de los dos últimos, se saben derrotados en Castilla-La Mancha y Andalucía, territorios siempre considerados feudos socialistas sin discusión. Pocos apuestan realmente porque ese silencio se imponga, sino que más bien todo apunta a que estos próximos meses serán pura dinamita en cuestión de las sucesiones.

Mientras tanto, la táctica de Zapatero en los últimos momentos de vida está siendo bien distinta: de llevar a cabo las reformas que los mercados y la Europa liberal le pedía para salir adelante en la crisis, ahora su Gobierno se centra, gracias sobre todo a las manos diplomáticas de Valeriano Gómez, en buscar la paz con los sindicatos CCOO y UGT. Si fueron capaces de hacer una huelga general y movilizar a la población, ahora también podría beneficiar a su imagen pública de cara a las elecciones. ¿Servirá de algo? La llegada de Rubalcaba a la vicepresidencia, que se consideró un cambio de ciclo, no ha tenido, de momento, resultado positivo en las encuestas...


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