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Sólo tres presidentes autonómicos y ningún representante nacionalista

El estado de alarma acaparó los actos del Día de la Constitución

El estado de alarma acaparó los actos del Día de la Constitución

La ausencia de Fernández de la Vega, la más comentada de todas
Zapatero agradeció a Rajoy en un aparte su posición sobre la crisis aérea
Blanco explica en corrillos cómo los controladores aéreos se ‘conjuraban’ durante las negociaciones
Más deslucido que otros años se ha desarrollado este lunes en Madrid el día de la Constitución: sólo acudieron tres presidentes autonómicos –Barreda, Iglesias y Núñez Feijoo- y ningún representante nacionalista. Pero la ausencia más significativa fue la de la ex vicepresidenta primera y actual consejera en el Consejo de Estado, María Teresa Fernández de la Vega. Hubo grandes pitidos a la llegada de Zapatero y de Blanco por la multitud que se agolpaba en las cercanías del Congreso. A este 32 aniversario de la Constitución han asistido menos personalidades que en los últimos años.
A partir de las 11.40 horas, los presidentes de las dos Cámaras, José Bono y Javier Rojo, recibían a los invitados en la entrada del Palacio, para dirigirse seguidamente al Salón de Conferencias o Salón de Pasos Perdidos, donde Bono dedicó su discurso al caos aéreo del fin de semana, enlazando el estado de alarma decretado por el Gobierno con la propia Constitución.

El caos aéreo, el estado de alarma y la militarización de los controladores acapararon en realidad un aniversario más bien deslucido al que faltaron todos los presidentes autonómicos, excepto tres, y todos los representantes de los grupos nacionalistas. Pero la ausencia más destacada, sin duda, fue la de la ex vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega. ¿Dónde estaba la ex vicepresidenta?, fue una de las preguntas más repetidas en todos los corrillos.

La llegada de los líderes no pasó desapercibida para el centenar de personas que se agolpaban en las cercanías del edificio de la Carrera de San Jerónimo. La llegada de líderes era anticipada por los pitidos y gritos contra la gestión del Gobierno, sobre todo contra el presidente Rodríguez Zapatero y el ministro de Fomento, José Blanco. Más tarde, la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, recién llegada de la Cumbre Iberoamericana, era igualmente recibida con gritos de "¡Fuera!" cuando entraba en el Congreso.

Pocos minutos después de Zapatero ha llegado a la Plaza de las Cortes el presidente del PP, Mariano Rajoy, a quien, por el contrario, recibieron con aplausos y gritos de "¡presidente!" por parte de esos ciudadanos allí concentrados, a los que saludó sonriente.

Otro de los políticos que recibió la ‘atención’ del público fue el senador y presidente honorífico del PP, Manuel Fraga, a quien muchos aplaudieron, aunque algunos le pidieron que se jubile y "deje paso a la juventud".

 
¿Será Manuel Aragón presidente del Constitucional?

 Tras la declaración institucional del presidente del Congreso, los habituales corrillos, a través de los cuales se podía observar quién despertaba mayor interés, pero también quién hablaba con quién. Zapatero y Rajoy mantuvieron un brevísimo aparte en el que, según fuentes gubernamentales, el presidente agradeció al líder de la oposición sus palabras de apoyo a los actos del Gobierno para conjurar la rebelión de los controladores aéreos.

Pero con quien más departió Zapatero, dando lugar a todo tipo de especulaciones, fue con el magistrado del Tribunal Constitucional Manuel Aragón. Algo que no pasó desapercibido ahora que se tiene que renovar el Alto Tribunal. ¿Será Manuel Aragón el futuro presidente del TC, sucediendo a María Emilia Casas, también presente en este acto?


Blanco y la conspiración de los controladores

Zapatero explicaba en diferentes grupitos que la decisión de no comparecer públicamente durante la crisis de los controladores se debió a que quería dar todas las explicaciones primero en el Congreso de los Diputados, en un pleno que tendrá lugar el próximo jueves… y poco más. Tampoco Rajoy, en su respectivo corrillo, se explayaba mucho más sobre este asunto, o cualquier otro.

No así el ministro de Fomento, José Blanco, que desgranaba ante sucesivas nubes de periodistas cómo se han ido produciendo los hechos durante el último año que nos han llevado a un estado de alarma, el primero desde 1975. Decía Blanco que los controladores se ‘conjuraban’ en las negociaciones con el Gobierno, de manera que acudían a las reuniones entre 8 y 12 representantes, los cuales cambiaban continuamente con el objeto de que las horas de negociación se les computaran como trabajadas y preparar así el gran caos aéreo para las Navidades.

Explicaba Blanco en los corrillos que las negociaciones no avanzaban desde febrero, pero que los controladores se mantuvieron quietos en espera de que se resolvieran judicialmente sus recursos. Cuando la resolución judicial les fue negativa fue cuando montaron, según el ministro, todo un plan que culminó el pasado fin de semana. Y añadía el ministro que no se irán de rositas; es decir, que los máximos responsables del plante de los controladores y aquellos que los incitaron pagarán las consecuencias, y por la vía penal.
 

Expedientes por la vía penal

En otros corrillos, el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, revelaba otros datos desconocidos, pero de extrema gravedad: por ejemplo, que en las torres de control sus responsables cerraron las terminales, desconectaron el sistema y se fueron tranquilamente, dejando a multitud de aviones en vuelo. Lo peor es que, al desconectar los sistemas, los que quisieran utilizarlos –militares, principalmente- no podrían, porque no tenían las claves para entrar en los mismos.

Los vuelos transoceánicos tuvieron que dar la vuelta a mitad de camino, o bien seguir a destinos como Lisboa, que no estaba preparado para ese tráfico aéreo. Eso le ocurrió, por ejemplo, al fiscal de la Audiencia Nacional, que venía de Estados Unidos y que el abandono masivo de controladores en España le pilló en mitad del Atlántico: su vuelo tuvo que ser desviado a Lisboa.

De lo que no hay duda es que, al aplicarles la ley de Navegación Aérea, todo el expediente va por la vía penal. Ya no es posible negociar la retirada de sanciones: la instrucción judicial se ha abierto y seguirá su curso.
 

Llamazares: una medida que bordea la Constitución

 El líder de IU, Gaspar Llamazares, por el contrario, formaba corrillos para asegurar que, según sus informaciones, la medida adoptada por el Gobierno, que ha recurrido una ley de 1964 y, por lo tanto, preconstitucional, bordea la Constitución.

En su Blackberry, Llamazares recibía un informe de un catedrático de constitucional que le decía que no se daban los supuestos para declarar el estado de alarma. En definitiva, que el líder de IU anticipaba un duro debate parlamentario para el próximo jueves, mientras el vicepresidente primero y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el portavoz parlamentario socialista, José Antonio Alonso, insistían en respectivos corrillos de las bondades del Gobierno.

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