MAFO amenazó con intervenir Caja Burgos

De puertas afuera, el Banco de España y la Junta de Castilla y León han mantenido en todo momento una gran sintonía en el tortuoso proceso de reestructuración de las Cajas de Ahorro de la Comunidad. Tanto la fusión pura entre Caja España y Caja Duero como la participación de Caja Burgos -y en breve de Caja Ávila y Caja Segovia- en el grupo Banca Cívica se han abierto paso con la doble bendición del organismo supervisor y del gobierno regional. Pero ha habido una diferencia: Mientras en lo relativo a la fusión de las dos grandes la entente siempre ha sido absoluta, Banca Cívica originó en un momento dado una grave crisis entre la Junta y el Banco de España.

 Sucedió a finales de febrero, cuando el gobierno de Herrera, con el apoyo del PSOE y de los agentes sociales, dejó entrever que iba a vetar la alianza de Caja Burgos con Caja Navarra y Caja Canarias. Dicho envite, unido a la actitud  de los Consejeros del PP en la caja burgalesa obligando a aplazar el Consejo de Administración que debía aprobar la adhesión a Banca Cívica, desató las iras del gobernador del Banco de España.
 A tal extremo llegó su indignación que el propio MAFO (acrónimo por el que es conocido el gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordoñez) levantó el teléfono y llamó directamente a Juan Vicente Herrera. El órdago fue a la grande: Si la Junta vetaba su entrada en Banca Cívica, el Banco de España intervendría Caja Burgos y que cada palo aguantara su vela. Herrera que su gobierno solo estaba ejerciendo sus competencias y que su única condición era que entraran también en la operación las cajas de Ávila y  Segovia.

A partir de ahí todo se recondujo muy rápidamente, el apoyo del PP permitía a Caja Burgos dar el sí a Banca Cívica y se iniciaba la negociación con Caja Ávila y Caja Segovia, todo ello ante la  sorpresa de los agentes sociales, que no entendían el rápido giro que habían dado los acontecimientos. Fue cuando el presidente de CECALE, Jesús Terciado, dijo que se sentía “traicionado” y  el secretario regional de CC.OO., Ángel Hernández, sospechó que “algo muy gordo debe haber pasado”.

Lo que había ocurrido es que MAFO, en un ataque de ira, había amenazado con intervenir Caja Burgos, como había intervenido antes la Caja de Castilla-La Mancha y ha hecho recientemente con Caja Sur. Por fortuna, ninguna Caja de Castilla y León corre ya ese riesgo.