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Apertura solemne de la IX Legislatura

Un fallo de protocolo relacionado con Bono indignó a algunos diputados del PP

Autoridades civiles, religiosas y militares, y el nuevo equipo ministerial en pleno acudió este viernes a la solemne apertura de la IX Legislatura, celebrada en el Congreso y presidida por los reyes, a los que acompañaban el Príncipe Felipe, su esposa, Doña Letizia, y las Infantas. Pero la noticia estuvo en un enfado de diputados del PP por los invitados de Bono.
Muchos de los nuevos ministros pasaron desapercibidos ante los medios de comunicación. Hubo detalles muy comentados como el momento en el que los hijos del presidente de las Cortes, José Bono, -incluido el novio de una de sus chicas, conocido por ser a su vez hijo del cantante Raphael- saludaban a los monarcas antes que muchos diputados y senadores con importante responsabilidad en la Cámara. Un fallo de protocolo que indignó a algunos diputados del PP.

Las medidas de seguridad en los aledaños de la Carrera de San Jerónimo se redoblaron más que nunca con motivo del solemne acto. Desde primeras horas de la mañana fueron llegando a la Cámara Baja, ministros, parlamentarios e ilustres invitados. Alguno de los nuevos ministros como Celestino Corbacho, tuvo la fortuna de coincidir  a la entrada con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, por lo que logró más protagonismo que sus compañeros. Al que no le  hizo falta que se le acercara Zapatero fue al flamante titular de Industria, Miguel Sebastián, que a su llegada se vio de inmediato rodeado por un enjambre de periodistas y fotógrafos, mientras él sonreía complacido. Sin embargo, las nuevas ministras, muy elegantes todas ellas, pasaron prácticamente desapercibidas ante buena parte de la prensa.

Entre los presidentes autonómicos, en la tribuna de invitados, estaba Esperanza Aguirre, sentada a una prudente distancia de su enemigo del alma, el edil madrileño, Alberto Ruiz Gallardón. Los dos, no obstante, se saludaron educadamente. Junto a ellos, el castellano manchego, José María Barreda; el cántabro, Miguel Ángel Revilla; el presidente de la Rioja, Miguel Sanz; el asturiano Vicente Martínez Areces y el catalán , José Montilla y el Nuncio de Su Santidad Monteiro de Castro. Las infantas, Elena -recientemente separada-  y Cristina -sin su esposo, Iñaki Urdagarín-, destacaron también por su elegancia.

Tras los tradicionales desfiles militares, los saludos protocolarios de las autoridades a la Familia Real en la tribuna instalada en la puerta principal del Congreso, la de Los Leones, -que solo se abre para estas solemnes ocasiones- y el besamanos previo en el pasillo de la Cámara, el presidente de la Cortes, José Bono, abrió la sesión ante un hemiciclo en el que no cabía ni un alma. Un detalle que no pasó tampoco desapercibido fue que los representantes de ERC, republicanos al fin, mantuvieron de brazos cruzados mientras sonaba el himno nacional en el hemiciclo y permanecieron sentados sin aplaudir cuando Don Juan Carlos finalizó su discurso, muy aplaudido por el resto de sus señorías.

El discurso del Rey fue muy alabado por su ‘mesura’ y sus acertados llamamientos al consenso y al entendimiento, en una nueva Legislatura que no se presenta fácil. Don Juan Carlos, animó a sus señorías a “a trabajar con tesón para tejer amplias áreas de entendimiento y de consenso, especialmente en las grandes políticas de Estado”, citando expresamente la lucha contra el terrorismo para la que pidió la “unidad de todas las fuerzas democráticas”, y “atención prioritaria para la situación económica” reconociendo que España se enfrenta ahora a “dificultades e incertidumbres”.“Debemos reaccionar con grandeza, diálogo, cohesión y solidaridad” para “mantener y fortalecer el bienestar que ha acumulado a lo largo de todos estos años de democracia España”, dijo el Monarca.


El literario discurso de Bono

Previamente, José Bono había apelado también al diálogo. Pero su discurso, con pasajes muy literarios, sonó mucho más ajeno a la nueva etapa que se abre que el de Don Juan Carlos, aunque no faltó la llamada “a la unión y al consenso” entre los partidos. “La palabra y el debate son dones de la democracia. Las Cortes son el templo de la palabra”, dijo Bono, en tono ceremonioso.

Lo que más llamó la atención de sus palabras  fue el momento en el que resaltó las diferencias que “a veces de manera pertinaz y poco inteligente”, los propios políticos se empeñan en “exagerar”. Bono pidió respeto para los discrepantes porque a veces “pueden estar en lo cierto. Y en ese caso, su criterio, no solo debe ayudar a la reflexión, sino influir en la decisión”.

Acabada la ceremonia,  Don Juan Carlos y Doña Sofía y el resto de la Familia real se quedaron en la Cámara Baja para compartir almuerzo con los miembros de la Mesa del Congreso y del Senado y sus respectivos presidentes, José Bono y Javier Rojo, como suele ser tradicional. 
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