OPINIÓN/Víctor Gijón
Hay justificaciones que son acusaciones. El alcalde de Santander, Iñigo de la Serna, afirma que renuncia a ser parlamentario nacional --algo huele a la fábula de la zorra y las uvas en este asunto--, porque las tareas de allí (Madrid) no le permitirían atender las de aquí (Santander).
De lo que se podría deducir que su antecesor en el cargo y compañero de partido, Gonzalo Piñeiro, o era Superman o desatendió lo de aquí (Ayuntamiento) para figurar allí (Senado).
Es lo que tiene dar explicaciones sin tener en cuenta las hemerotecas. Porque la justificación de Piñeiro para ir de Senador fue en dirección totalmente contraria. Estar en Madrid beneficia a Santander, sentenció. Ni Piñeiro fue el primer alcalde del PP en hacer doblete institucional, ni De la Serna será el último en no hacerlo. Aunque en este caso todo apunta a que la decisión no ha sido voluntaria.
Lo que ayer si fue más que evidente es una contenida satisfacción en el núcleo duro de la dirección del PP de Cantabria ante el fiasco de la candidatura de De la Serna. La inclusión del alcalde en las listas de las elecciones generales era una decisión impuesta desde Madrid, aceptada resignadamente pero no compartida. La actual dirección popular en la Comunidad Autónoma, que encabeza Ignacio Diego, ve en De la Serna un rival orgánico a medio plazo. Que no debute en la política nacional les da un respiro.
Pero volvamos al feo de De la Serna a Piñeiro, que sí seguirá siendo Senador ahora que no ocupa ninguna otra responsabilidades institucional ni orgánica. Dice el actual alcalde que se queda en Santander porque la ciudad le necesita, sobre todo con los “numeroso proyectos de futuro” en marcha. De lo que deducimos que si Piñeiro se pudo ir tranquilamente al Senado fue o porque Santander no lo necesitaba, lo cual es opinable, o porque no había ninguna proyecto de futuro, extremo este último que si es totalmente cierto. En todo caso el nivel de discrepancia con el pasado manifestado hasta ahora por De la Serna sólo parece tener contenido literario --declaraciones--, mientras que en todo lo demás, incluido “comerse los marrones” que le han dejado, sigue fiel y disciplinadamente la senda de su antecesor en el cargo.
Si (
No(
