Zapatero 'golea' con símiles futbolísticos: "Estamos en la Champions League de la economía mundial"

Rodríguez Zapatero ha comenzado el curso político sobrado de bienaventuranzas y parabienes propios y de malos augurios para la oposición que representa Mariano Rajoy de cara a las elecciones de marzo de 2008. Y lo ha hecho con una larguísima arenga de 75 minutos a los diputados y senadores socialistas reunidos de forma conjunta en el Congreso de los Diputados. Le han sobrado –como siempre- los enormes ramos de flores que el presidente le ha dedicado a la labor de su propio Gobierno, le ha faltado –como siempre- autocrítica ante posibles fallos gubernamentales o parlamentarios y le ha salido redonda –como siempre- una ‘inteligente acidez’ contra el PP y su líder, descendiendo a las brumas de la guerra de Irak, la retirada de tropas de aquel país, la masacre del 11-M y la posición del PP sembrando dudas sobra aquella siniestra acción terrorista.

En realidad, Zapatero ha dado en esta reunión el pistoletazo de salida para las elecciones generales de marzo de 2008. Su intención era -y ha sido- la de ‘poner las pilas’ a sus grupos parlamentarios para rematar la faena legislativa -una treintena de leyes esperan aún culminar su tramitación parlamentaria-, pero también para que se pongan en marcha en su contacto con los ciudadanos para la cita con las urnas que, una vez más ha confirmado que será en marzo de 2008, ni un día de adelanto electoral.

El punto al que más le ha dedicado atención Zapatero en su casi eterno discurso ha sido al de la marcha de la economía española con el objetivo claro de contrarrestar las críticas del PP ante factores como el ascenso del paro en agosto, o la subida de las hipotecas, o de los precios y los bienes de consumo. Y en este punto ha estado más optimista que de costumbre, casi de una soberbia pecaminosa que se puede resumir en dos frases suyas, preparadas, claro está, por sus asesores: “La Economía española ha entrado en esta legislatura en la Champions League de la Economía mundial”, y, lo que es lo mismo, que “en esta Champions League España es la que más partidos gana, con más tantos marcados y la menos goleada”.

Cifras cantan; las cifras que ha ofrecido Zapatero a los suyos: que estamos en el octavo lugar de los países más industrializados del mundo, por encima de Canadá; que hemos aumentado el PIB el doble que Alemania o el triple que Italia; que hemos bajado 3,2 puntos la tasa de paro, más del doble que cualquier economía del mundo; que ésta ha sido “la legislatura del empleo”, en cuanto a tasa de creación; que su Gobierno es el que más ha cohesionado en la historia de España, porque ha trabajado para reequilibrar mejor el país; que el fondo de reserva de la Seguridad Social se ha pasado de 15.000 a 45.000 millones de euros en tres años y que en 2008 será de 50.000, o que, tan bien nos van las cosas, que este año llegaremos al 0,5 % en ayuda al desarrollo y en la próxima legislatura –si sigue socialista, claro- se alcanzará el objetivo del 0,7 %.


Contra el PP que ‘crispa’ y ‘no trabaja’

Naturalmente, tantas y tan buenas cosas se han hecho ‘a pesar’ de la oposición del PP. Es la visión sin duda poco objetiva de un Rodríguez Zapatero que se ha empeñado en un ejemplar lanzamiento de flores propias, pero que ha evitado hablar del espectacular incremento de los precios en los bienes de consumo, incluido el pan, o las gasolinas, o sobre todo las hipotecas. Ésas y otras parecidas han sido las carencias del largo discurso que les ha dedicado el presidente del Gobierno a sus diputados y senadores.

Es cierto que Zapatero ha reconocido que le han quedado cosas por hacer, como la gran reforma constitucional que había prometido; pero tampoco es culpa suya, sino del PP, que se ha dedicado a bloquear todo lo que ha podido –Zapatero dixit- las grandes reformas del Estado previstas por el partido y el Gobierno socialista. “Han dedicado mucho tiempo a crispar y muy poco a trabajar”, diría Zapatero en un momento de su discurso refiriéndose al PP y a sus escasas –según él- iniciativas parlamentarias. Incluso recriminó a Rajoy que haya llevado al Tribunal Constitucional las grandes ‘obras sociales’ del Gobierno que preside, como la Ley de Igualdad –a la que citó expresamente-, o la reforma del Estatuto de Cataluña o, en fin, hasta un total de 8 grandes leyes que tiene que dictaminar la institución que preside María Emilia Casas.

Era la hora del ‘palo al PP’, a un partido que representa “un proyecto que supone retroceso en derechos”, una política “profundamente retrógrada, frente a la política de progreso que hemos llevado en nuestro proyecto”. Un ejemplo para explicar claramente la idea anterior: el PSOE comenzó la legislatura retirando las tropas de Irak –parece evidente que ése va a ser uno de los argumentarios electorales socialistas-, mientras que el PP la inició “sembrando dudas absurdas e indignas” sobre la autoría de la masacre del 11 de marzo.

Y peor aún la posición que el PP de Rajoy habría mantenido en todo el proceso de la negociación con ETA, un apartado al que Zapatero apenas le dedicó unos minutos en su largo discurso. Dos afirmaciones rotundas, para iniciar este capítulo: “Seremos implacables en la lucha contra el terror” y “ETA no tiene más futuro que el abandono de la violencia terrorista. Fuera de esto, nada”.

Ahora bien, dicho lo anterior, la crítica acerada a un PP que, según él, no sólo no ha colaborado, sino que se ha dedicado a poner clavos en las ruedas. Zapatero fue muy expresivo en este punto: el Gobierno estaba capacitado para actuar, y actuaba, para conseguir acabar con la violencia terrorista “y el PP lo sabía, lo sabe (…) Espero que ahora colabore, como lo espera la mayoría de los españoles”.

En fin, el inicio del acto estuvo sembrado de flores a la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, a la que también le tocó un ‘ramito’ por su tarea “realmente ejemplar” de coordinación. Y el acto se cerró con una petición a diputados y senadores para que aporten ideas y participen en las conferencias monográficas que se van a celebrar para preparar el programa electoral que coordina el ministro de Trabajo, Jesús Caldera. Un programa, por cierto, que va a estar, según Zapatero, muy centrado en lo social.