red.diariocritico.com
Grecia sin salida

Grecia sin salida

Por Norberto Colominas
domingo 05 de febrero de 2012, 22:11h
Los medios europeos se regodean mostrando imágenes de la degradación social de Grecia, en las que se ven, por ejemplo, largas colas de ciudadanos de todas las edades esperando obtener una porción de puré y una gaseosa, la única comida del día.


Para el museo del ajuste, estas imágenes son un penoso recordatorio de lo que les ocurre a los pueblos que olvidan los principios fundamentales de la economía: producir más de lo que se consume; no endeudarse por encima de las posibilidades de pago, ya sea como individuos o como nación; cuidar lo que se tiene y no gastar el dinero en tonterías.

El consumo tiene un límite: no se puede ser más capitalista que el capitalismo, porque al final las deudas siempre se pagan, de una manera o de otra. Ahora media Europa está pagando sus obligaciones con los recursos que antes se destinaban a sostener al estado de bienestar. Es decir, las está pagando con el retroceso de la educación y la salud, con el recorte de jubilaciones y pensiones; con la ausencia de crédito; con la caída de millones de puestos de trabajo; con la pérdida de viviendas y otros bienes.

El costo del despilfarro y la imprevisión es altísimo. El dinero fácil que ofrecían los bancos tentó a individuos y a gobiernos. Si se consume lo que no se puede o si se reparte lo que no se tiene, el resultado será el peor. Si el trabajo se reemplaza por la especulación, si la ganancia de los bancos supera largamente al beneficio de las fábricas, las cosas no terminarán bien. ?Pues la miseria en su afán / de castigar de mil modos / llama a la puerta de todos / y entra en la del haragán, recuerda Martín Fierro.

La responsabilidad de los gobiernos socialdemócratas es inocultable. Incapaces de ofrecer un programa alternativo al liberal, que propuso un crecimiento ilusorio basado en el endeudamiento, hicieron la vista gorda mientras la renta financiera subordinaba al resto de las ganancias y dejaba a los países en estado de indefensión. El déficit público se disparó por la sumatoria de las deudas y la refinanciación de los vencimientos impagos; el desempleo aumentó de manera dramática y lo demás es conocido: quien no tiene ingresos no puede pagar las cuotas de su deuda y poco a poco perderá sus bienes, o los consumirá para sobrevivir.

Una de las imágenes más conmovedoras es ver a los ancianos vendiendo sus abrigos en pleno invierno. Lo sostienen en una percha y lo ofrecen por las calles del centro de Atenas. Los entregan por lo que les quieran dar. Una imagen de la vejez desvalida, de la sociedad devastada
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios