El altar del ajuste

El ajuste es el procedimiento utilizado por quienes obtuvieron enormes ganancias (al precio de generar una formidable crisis) para hacerle pagar los costos al conjunto de la población. Su objetivo es equilibrar la cantidad de recursos sustraídos por la banca privada mediante maniobras financieras, en este caso la banca europeo-norteamericana.


La Unión Europea acaba de distribuir medio billón de euros entre sus bancos comerciales. Antes de abandonar la Casa Blanca George Bush (h) había hecho otro tanto con la banca de su país por 700 mil millones de dólares, una cifra equivalente.


El propósito manifiesto de estas medidas es facilitar el aumento de los créditos para inversión y consumo; el propósito real es reponer a la banca los recursos de las deudas estatales impagas y los quebrantos privados. Pero son los mismos planes de ajuste los que se encargan de que el consumo no aumente y que la inversión continúe penando por magras tasas de ganancia.


Lo que seguramente aumentará es el desempleo, la edad para jubilarse y las carencias en materia de educación y salud públicas, entre otros beneficios perdidos. En el plano social, el estado de bienestar europeo construido pacientemente desde el fin de la Segunda Guerra se desmorona ladrillo a ladrillo.


En el plano político, la socialdemocracia (principal constructora de aquel estado de cosas) fue arrasada. Su complicidad con el neoliberalismo fue demasiado evidente, tanto como su incapacidad para generar respuestas alternativas.


La banca nunca pierde. Esto no se debe a que el capitalismo no tenga principios sino a que estos son incompatibles con el sentido común y con el bienestar de los pueblos. Los enormes beneficios de una estricta minoría se pagan con las pérdidas de vastas mayorías.


Sin embargo el capitalismo no se suicida, como algún marxista ingenuo pueda pensar. En la hoguera metafórica de la crisis arderán, como pasto viejo, los falsos valores especulativos (bonos, acciones, títulos, derivados, asientos contables de dinero invisible). Y lo harán en la cantidad necesaria para que la renta industrial vuelva a ser hegemónica.


A la salida de cada crisis los capitales se concentran, de modo que menos multinacionales y menos multimillonarios tienen cada vez más dinero. Eso le hizo decir a Marx que desde hace 500 años el capitalismo vienen cavando su propia fosa. Es cierto, sólo que ocurrirá en el largo plazo. Y como dijera Keynes, "en el largo plazo estaremos todos muertos"