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El cuasi-desastre de la educación en España

El cuasi-desastre de la educación en España

El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, defiende la propuesta de un modelo tipo MIR (Médico Interno Residente) para el profesorado español porque considera que esto servirá para seleccionar a los mejores, olvidando que hace ya muchos años  que el sistema de prácticas, estaba establecido y funcionaba perfectamente en España hasta que sus antecesores se lo cargaron. En Magisterio de primaria, en los años 50, todas las Escuelas Normales, tenían una Escuela  Graduada aneja para hacer prácticas, y después de las oposiciones, los que éramos hijos de Maestros, teníamos 2 años de prácticas como Maestros llamados Volantes, lo que me llevo a ocuparme desde una Escuela Unitaria(niños de variadas edades), en Puigpunyent (Mallorca) a una sección de la Graduada de la Faixina de Palma, a ocuparme del servicio de la leche en polvo regalada a las escuelas por los U.S.A, a repartir las ayudas del P.I.O (Principio de Igualdad de Oportunidades, o hacer de taquimecanógrafo en la Inspección de Enseñanza Primaria de Palma. Inspección de gran utilidad y ayuda para los Maestros, más tarde menoscabada y disminuida, en todos los niveles educativos incluyendo Enseñanzas Medias, Profesionales y Universitarias. En la Universidad, el sistema de Oposiciones y la creación de profesores no numerarios, luego adjuntos por oposición y finalmente catedráticos por rigurosa oposición y numerus clausus era el que proporcionaba una alta calidad de la que ahora carecen todas las Universidades Públicas Españolas.   Ahora, llegar a ser Profesor de Universidad, o sea, funcionario de por vida, y pagado con los impuestos de españoles, no depende de la valía científica del candidato sino que es un mero ejercicio de este enchufismo tan español. Hablar de carrera profesoral para referirnos a ello, es una concesión sin duda excesiva a sus pretensiones de lógica o racionalidad. Pues lo que en realidad ha ocurrido es una proliferación de categorías de docentes universitarios subalternos o inferiores. Esta proliferación es cosa de los últimos cuarenta años; empezó de modo informal con el crecimiento del alumnado de los años sesenta y fue formalizada con la Ley General de Educación de 1970. Antes de estas fechas, la docencia universitaria era una actividad única ejercida en su casi totalidad por catedráticos. Estos catedráticos eran los únicos docentes sensu stricto; los ayudantes, como su propio nombre indica, se limitaban a ayudarles y eventualmente sustituirlos. Así entré yo como profesor ayudante de Psicología del Arte, en la recién creada Facultad de Psicología (1968) con los catedráticos Mariano Yela, Jose luis Pinillos, Alfonso Alvarez Villar y otros muchos, hasta devenir Profesor, después de varios años de Psicología Social. La perversión del sistema consistía entonces en que el catedrático podía hacerse sustituir por sus ayudantes de modo casi permanente, convirtiendo la cátedra en una sinecura y a sí mismo en absentista. Siguiendo la estela de los regeneracionistas -la capacidad de observar, analizar y discutir ex novo era todavía tremendamente limitada- todos los que escribieron sobre los males de la universidad en aquellos años encontraban en el absentismo uno de los más grandes males de la Universidad, lo atribuían al hecho de que las cátedras fueran vitalicias y proponían para remediarlo la dedicación exclusiva -el tiempo de docencia se complementaría con tiempo de investigación- y un indefinido sistema de control que permitiera despedir a los incumplidores y a los incompetentes. Partiendo de ese concepto empezaron a entrar en la Universidad, apoyados por el PSOE y en general por la izquierda cientos de “Penenes” (Profesores no numerarios) que ni estaban preparados ni todavía lo están. Con decir que yo era de los pocos profesores que trabajando en un Instituto de Sociología aplicada, después de hacerlo en el Instituto de la Opinión Pública, con experiencia real y practica y como iba a la universidad con un Dodge Dart y chofer, por ganarme bien la vida con mi actividad privada, me hicieron la visa imposible, sin importarles mi cualificación, hasta que dimití y me marché. Lo sentí mucho pues me encantaba dar clases. ¿En qué ha consistido el cambio? Lo podemos sintetizar en cuatro aspectos o rasgos: Cambio de la Cátedra por el Departamento, Cambio de la igualdad por la jerarquía. Cambio de la docencia por la investigación y Cambio del autocontrol deontológico por el heterocontrol productivista. Y así van las cosas, pues no funcionan los departamentos y gobiernan la Universidad, los bedeles, los profesores de bajo rango y los estudiantes. Caso paradigmático es el de la Universidad de Madrid donde al nefasto Rector Berzosa, que permitía el “botellón” y que tenía hecho una guarrada el campus universitario, le ha sucedido el hijo de Santiago Carrillo, frente a otros candidatos de mayor nivel intelectual y profesional, pero no tan de izquierdas, como el hijo de su padre. En  opinión del Ministro Gabilondo (PSOE), la dimensión práctica de la formación es imprescindible aunque aún faltaría definir el modelo exacto. El ministro también  ha explicado que el abandono escolar sigue siendo el 'talón de Aquiles' del sistema educativo español y anima a los jóvenes a completar sus estudios para garantizar el empleo. Inventa los M.I.R (Médicos Internos Residentes), como el Dr. Franz del TBO y ha dispuesto de 8 años, para que se le ocurran paridas, como la presente. ¡Tiene gracia! Cuando han sido los socialistas, los que se han cargado en diversas fases el modelo educativo, para acabar transfiriéndolo a las Autonomías que han puesto en marcha 17 modelos diferentes, con el consiguiente “caos” para alumnos y profesores.  Analicemos la situación: El estudio PISA (2006) (Programme for International Student Assessment o Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos) sintetizó los datos más destacados del Informe Internacional elaborado por la OCDE sobre los resultados obtenidos por los 67 países participantes (los 33 miembros de la OCDE más 34 países asociados. Este arrojó  malos resultados para España, que retrocedía en lectura y se estancaba en la mediocridad en ciencias y matemáticas. Todas las matizaciones serán necesarias para analizar los resultados de los alumnos de 15 años en el Informe PISA 2006, pero el primer dato frío era que España era el país que más había bajado su nivel de lectura respecto a informes anteriores, de 581 puntos de media a 561, lo que le deja en el puesto 35 de 57 países, por detrás de Luxemburgo, Portugal, Italia o Eslovaquia, que habían obtenido hasta ahora peores resultados. La inversión pública en Educación seguía por debajo de la media de la OCDE. El profesorado era parte del éxito de Finlandia, uno de los mejor situados. Los expertos se quejaban de que los centros y profesores no se evaluaban. Las comunidades autónomas presentaban amplias diferencias. La bajada española en lectura -se mide la capacidad para entender, usar y analizar textos- se enmarcaba dentro de una media internacional que también había bajado, pero hay países que habían conseguido subir, algunos espectacularmente, como Corea del Sur (22 puntos más) y que la media no había bajado tanto como la puntuación de España. De ese modo, la responsable de políticas sociales del PP de entonces, Ana Pastor, le echaba la culpa a la ley educativa aprobada a principios de los noventa por el PSOE, porque había acabado con el esfuerzo. Algunos expertos, sin embargo, creían que en lo que concernía a las leyes educativas, lo peor, habían sido los vaivenes de las últimas décadas, sin un acuerdo de Estado, con dos leyes del PSOE y otra del PP que no se llegó a aplicar, aunque en el fondo, el esquema no ha cambiado con ninguna de ellas. "La manera de mejorar los resultados estaría ligada a los contenidos, a las metodologías de trabajo en el aula y a la formación de los profesores. Tres años después en 2009, el Informe Pisa muestra que España mejora veinte puntos en comprensión lectora y recupera los niveles de 2003. Además, los estudiantes españoles obtienen resultados ligeramente mejores que en 2006 en competencia matemática, y mantienen los niveles en competencia científica El rendimiento escolar depende sobre todo de lo que ocurre dentro del centro educativo, de ahí la importancia de la calidad del profesorado, que ahora se pretende mejorar con el Sistema MIR. El informe español PISA 2009, señala que los resultados de nuestro sistema educativo mejoran siguiendo la tendencia observada en el conjunto de los países de la OCDE. Este año, el Informe se ha centrado especialmente en el análisis de las competencias adquiridas por los estudiantes en materia de comprensión lectora. El promedio español de 2009 es de 481 puntos, lo que significa que ha subido 20 desde 2006. Con ello, España se sitúa en el mismo nivel de rendimiento (nivel 3 de 6) que el promedio de los países OCDE en el que se encuentran Francia, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos. De forma detallada, cerca del 80% de los estudiantes españoles han obtenido en la prueba un resultado medio o alto, mientras que un 20% no alcanza un nivel aceptable de lectura (nivel inferior o igual a 1), un porcentaje similar a los promedios de la OCDE y al que presentan países como Francia e Italia. PISA 2009 recoge, además, que España ha mejorado también ligeramente sus resultados en competencia matemática, al mismo tiempo que ha mantenido los niveles alcanzados en el año 2006 en relación a la competencia científica, es decir 488 puntos, por debajo del promedio OCDE. El Informe PISA contempla un índice estadístico de estatus social, económico y cultural (ESCS) que trata de explicar la relación entre los grados de competencias básicas adquiridas por los alumnos y el nivel socioeconómico y cultural de sus familias. Además, analiza las diferencias que se producen entre centros y dentro de ellos y en qué medida influyen estos factores. En equidad, España es uno de los ejemplos más sobresalientes de la OCDE. El entorno socioeconómico y cultural, influye, pero no determina los resultados del alumno. Este factor no impide a un alumno progresar en sus resultados académicos. El rendimiento escolar depende sobre todo de lo que ocurre dentro del centro educativo. El Informe PISA 2009 certifica que los resultados de la OCDE, la UE y España mejoran a un ritmo muy similar, por tanto, el objetivo debería ser, conseguir que ese avance, incremente el ritmo para obtener mejores resultados educativos. Además, PISA 2009 refleja que el porcentaje de alumnos españoles con alto nivel de competencias es inferior al de la media de OCDE. Acudiendo a otro Informe de la Fundación La Caixa sobre "Los sistemas educativos europeos ¿Crisis o transformación?", donde se analiza el panorama educativo en varios países de la Unión Europea, incluida España. Entre otras consideraciones, el estudio, de cuyos contenidos se ha publicado un libro, cita como rasgo característico de los sistemas educativos europeos actuales su apuesta por la competitividad, la competencia económica y la excelencia científica. En el caso de nuestro país, el informe apunta como principales retos del sistema educativo español la integración de los inmigrantes, el refuerzo de los estudios de Formación Profesional y la lucha contra el fracaso y el abandono escolar.   El estudio señala asimismo como nota destacada el elevado nivel de formación, democratización y de posibilidades de acceso que ofrecen los sistemas educativos europeos, que basan su éxito principalmente y en términos generales, en factores concretos como la cohesión social, los sistemas de formación del profesorado y el buen funcionamiento de los centros escolares. No obstante, las políticas educativas en Europa van tendiendo a orientarse cada vez más hacia la doctrina de la competitividad y de la competencia económica, en lugar de la igualdad y la cohesión social.   Durante el proceso de investigación los autores han tratado de analizar algunos de los modelos educativos establecidos en el viejo continente, como el inglés, francés, alemán, belga-flamenco, holandés y español. A todos les afectan problemas comunes como los malos rendimientos de la educación obligatoria, base de la formación común a todos los ciudadanos; la escasa adaptación entre el sistema educativo y el sistema productivo; la incorporación de los nuevos avances tecnológicos al mundo escolar para la transmisión del conocimiento; los problemas derivados de la incorporación masiva de la población inmigrante a las escuelas, o la aparición de algunos brotes de violencia escolar.   En este sentido, el estudio indica con especial preocupación el reto que tienen todos los países europeos de integrar a los alumnos inmigrantes. Se advierte en el texto que, aunque en España el fenómeno es muy reciente, dentro de una década, cuando los escolares inmigrantes lleguen en gran número a la educación secundaria, podrán producirse muchos problemas si no se adoptan las medidas adecuadas. En el conjunto de Europa, no se da un consenso entre los distintos países sobre las medias a tomar en cuanto a la integración y al tratamiento de los estudiantes procedentes de la inmigración, como tampoco hay soluciones únicas para los sistemas de escolarización.   Por otra parte, frente a los constantes cambios que se han venido dando en la legislación educativa española durante los últimos años, el común denominador de las reformas educativas en Europa respecto a su adaptación a las nuevas realidades, se centra en potenciar aspectos como una mayor relación entre empresas e instituciones formativas; la flexibilización de procesos de formación; un mayor aprovechamiento de las nuevas tecnologías y la diversificación de titulaciones.   Sobre la educación en España diversos estudios publicados durante los últimos años han venido a alertar sobre la precaria situación de la educación española no universitaria, denunciando su bajo índice de resultados. El estudio de la Fundación La Caixa no se queda atrás y advierte que España se encuentra a la cola de Europa en cuanto a resultados educativos junto a Portugal, Grecia e Italia, por debajo de otros países con formatos educacionales más avanzados como Finlandia, Holanda, Bélgica y Suecia.   Uno de los responsables del estudio, Joaquim Prats, subraya en las conclusiones de este estudio que, "hasta el momento, en España hemos logrado una educación de mínimos para todos; ahora hay que lograrla de óptimos", lo que indica un notable esfuerzo por parte del sistema educativo español para situarse en la línea de salida e ir avanzando en este terreno poco a poco. El mismo autor afirma que nuestro sistema educativo pasa actualmente por un momento malo según los datos relativos al fracaso escolar, rendimiento académico y niveles de calidad en general, aunque no puede considerarse como catastrófico( de hecho cuasi ) si se analiza en términos históricos y comparativos con otros países europeos.   En cuanto a los datos más significativos sobre la educación en España, destaca que entre un 27% y un 33% del alumnado no logra superar la Educación Secundaria; un 23% no llega a los conocimientos mínimos en Matemáticas y Lengua y apenas un 10% entra dentro de los niveles de excelencia, frente al 16% que se da en Francia o las tasas superiores al 20% en Finlandia y otros países nórdicos.   En este sentido, el esfuerzo realizado durante las últimas décadas en la educación no universitaria española también es notorio. Si bien en el año 1975 existía un 10% de niños de 6 a 11 años no escolarizados, sólo un 65% de menores entre 12 y 14 años asistían a la escuela y más de un 65% de jóvenes entre 15 y 16 años no cursaban estudios en centros reglados, en la actualidad la escolarización de niños entre 3 y 5 años roza el 100%; se ha logrado la totalidad de la escolarización para jóvenes de entre 6 y 15 años y la enseñanza secundaria no obligatoria alcanza el 70%, aunque todavía en este caso por debajo de la media europea.   En relación al profesorado, el estudio señala la existencia de una crisis profesional que da lugar al descontento, desmotivación y recelo de los docentes. Las causas de este malestar son variadas y, según algunos estudios recogidos en este general, apuntan a cuestiones como la inexistencia de expectativas de promoción interna o externa para el profesorado o a la falta de movilidad.   Por el contrario, los salarios de los profesores españoles de primaria y secundaria son equiparables a los más altos de la Unión Europea, por lo que el estudio destaca que no se puede hablar de una precarización laboral ni salarial, al menos en el caso de los docentes de la escuela pública. De hecho en la actualidad los profesores de educación secundaria cuentan con unas retribuciones básicas que superan los 26.000 euros anuales, que llegan a más de 28.000 euros en el caso de los catedráticos. Los técnicos de Formación Profesional superan los 24.000 euros anuales y los maestros de primaria los 23.000 euros, todos ellos sin contar con otros complementos como trienios, sexenios u otras retribuciones por desempeñar cargos directivos en los centros donde trabajan. Hice mal, en marcharme de la Universidad. Ahora sería profesor emérito y podría ganarme mejor la vida que con la pensión de la que subsisto. BERNARDO RABASSA ASENJO PRESIDENTE DE HONOR Y DE RELACIONES EXTERIORES DEL CLUB LIBERAL ESPAÑOL PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN FIECS “INSTITUTO EUROPEO PARA LA COMUNICACIÓN SOCIAL”
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