Desconcierto

Se han puesto en marcha, de nuevo, las filtraciones interesadas. Una práctica que ha constituido uno de los peores hallazgos del gobierno Zapatero porque se le asimila pegado al teléfono móvil y a los mensajes sms testeando a los que supone sus leales y mejores consultores y resulta que los frutos obtenidos en todas las ocasiones es la impresión de estar improvisando y de estar gobernando según los comentarios recibidos en las tertulias de la televisión y de las radios, muchas previsibles; y en menor medida, por los comentarios de los oyentes y de las redes sociales. No se trata de desmerecer a nada, ni a nadie, simplemente que le demos el valor que realmente tiene cada uno porque la representatividad y la legitimidad en democracia se gana en las urnas y no en las plazas de las ciudades, por muy importante que haya sido el aldabonazo al sistema propiciado por el movimiento 15M. Hay numerosos ejemplos de proyectos de ley adelantados al confidente de turno, que cambia según el momento político, para calibrar la reacción posible a una decisión que se antoja plausible y, sobre todo, imprescindible, aunque no responda totalmente a los intereses particulares, partidistas y electorales del gobierno. La cuestión que se dilucida en estos momentos estriba en la conveniencia del adelanto de las elecciones generales del mes de marzo 2012 al mes de noviembre 2011.  ¿Vale la pena esos cuatro meses escasos? Sin duda; y no porque lo reclame el Partido Popular, sino porque lo necesita España desde hace un par de años cuando los dirigentes de los dos grandes partidos fueron incapaces de plantearse un gran acuerdo nacional para salir de la crisis, por encima de sus propios intereses, en beneficio de los millones de parados. Los resultados de los comicios municipales y autonómicos representan un veredicto alto y claro de la ciudadanía hacia el gobierno de Zapatero: no hay confianza ni en el ejecutivo central ni en los autonómicos socialistas. Y los mercados castigan las reformas indolentes e ineficaces que afronta un gobierno agotado. Rubalcaba necesita tiempo pero España no puede permitírselo y, cualquier opción del candidato socialista pasa por decir la verdad al pueblo español y plantear soluciones, por muy duras que sean. Lo demás no tendrá ni opciones ni credibilidad; y cuanto antes cambie el gobierno para probar una nueva opción de confianza, mejor, aunque los resultados sean inciertos ante tanto desconcierto. Además, tendrá que recuperar la sensación de autoridad que se ha perdido por la inacción contra los violentos. Los últimos hechos en Barcelona o en Madrid no tienen nada que ver con el movimiento del 15M y tendrían que haberse abordado con la legítima utilización de la fuerza que tiene la democracia.