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Perú: la victoria de Vargas Llosa

Perú: la victoria de Vargas Llosa

El cierre de la bolsa de Lima en caso de que Ollanta Humala ganara las elecciones era una amenaza que se ha cumplido de inmediato, al día siguiente de las elecciones, en cuanto los datos oficiales confirmaban los resultados de las encuestas a boca de urna, que le daban a éste una victoria apretada, pero apreciable (en torno al 3%). Es cierto que la bolsa abrió el lunes, pero la caída ha sido tan pronunciada, que mejor decidieron cerrar para evitar males mayores. Así de denso está el ambiente en este lado del Atlántico. Porque la victoria de Humala tiene efectos en toda Sudamérica. Atilio Borón, de la izquierda radical latinoamericana, afirma que “el giro en el Perú viene a resolver el empate estratégico en América Latina entre países con regímenes populares y países con regímenes de derecha”. Una afirmación que, en realidad, parece confirmar las acusaciones de la oponente electoral,  Keiko Fujimori, acerca del alineamiento completo de Humala con la tendencia de Chávez y Morales. La pregunta que se hacen hoy los círculos políticos de toda la región es: ¿cuán cierta será esa suposición? Sin embargo, hay un peruano para el que esa pregunta resulta especialmente mortificante: el mismo que es acusado por el centroderecha en Perú como el gran traidor a la causa, el reconocido centrista Mario Vargas Llosa. Es cierto que el escritor es sólo uno de los factores que han influido en esta campaña poderosamente. El otro ha sido que Humala ha elegido como equipo de campaña al grupo asesor del exmandatario Lula, equipo que cosecha así su segunda victoria fuera de Brasil (la primera fue en las presidenciales de El Salvador). Pero es indudable que quien ha roto el esquema de las previsiones electorales ha sido Vargas Llosa. Ese esquema electoral estaba definido desde la primera vuelta: Ollanta ganaba indiscutiblemente en el Perú profundo, pero Keiko lo hacía en las grandes ciudades de la costa y sobre todo en la capital. Por eso las encuestas daban una ligera victoria a la hija de Fujimori. La intervención de Vargas Llosa y sobre todo de su hijo Álvaro (considerado más escorado al centroderecha que su padre) ha sido decisiva en estas zonas urbanas. De esa forma, Humala ha conseguido su ligera victoria también en Lima, algo completamente impensable hace sólo un mes. Por eso parece cierta la acusación que hoy hace la derecha a Vargas Llosa de que consiguió dividir el centroderecha y, sobre todo, inclinar ligeramente la balanza hacia Humala entre los indecisos. Un grupo muy grande en esta segunda vuelta, que entendía que las opciones electorales eran entre el infierno y el averno. En realidad, para muchos, incluyendo a Vargas Llosa, la verdadera opción consistía en elegir el mal menor. Pero, en todo caso, Vargas Llosa deberá soportar intermitentemente el dedo acusador de la gente linda de su país cada vez que Humala adopte una decisión más o menos radical. Porque es bastante cierto que esta victoria tan estrecha de Ollanta Humala en el Perú puede ser vista en buena medida producto de la intervención de Mario Vargas Llosa. ¿Cuál ha sido la causa de que el escritor haya adoptado la decisión de intervenir a favor de Humala? Don Mario lo explica de forma sencilla: la victoria de la hija de Fujimori significaba el regreso de los peruanos a una relación perversa con la política, donde los gobernantes están por encima del derecho y la democracia es algo que se puede burlar cuando conviene; significaba en el fondo el regreso de las mafias de la política a la vida nacional peruana. Ello no quiere decir que Humala carezca de tentaciones autoritarias, fáciles además en un ex-militar, pero el círculo de personas que hoy le rodean pertenece, en términos generales, a la izquierda democrática peruana. Nada está dicho, por supuesto, y habrá que ver cómo se maneja el nuevo presidente peruano en el futuro, pero es indudable que Vargas Llosa ha demostrado una enorme fidelidad a su propio ideario: el sistema democrático ante todo, no sólo en Europa sino también en América Latina; esa ha seguido siendo su consigna ante estas elecciones. La actitud consistente de Vargas Llosa me mueve a una reflexión comparativa (este trajín que me llevo entre ambos lados del charco siempre me ha servido para comparar). Resulta chocante el enorme valor que una gente le da a la democracia actual y el poco valor que le da otra gente. Claro, alguien podría decir que quien ha vivido períodos como el de Fujimori, tiene pocas dificultades para valorar la democracia. Ahora bien, si llevo mi mente a la Puerta del Sol, podría pensar que allí hay muchos jóvenes que no vivieron el franquismo y que por eso no valoran suficientemente la democracia. Y puede que eso sea cierto en un montón de casos. Pero el asunto no es tan sencillo. Porque podría suceder que el invalorable sistema democrático que nos dimos en la transición sufriera ahora problemas de anquilosamiento. Eventualidad que no sería serio descartar. Pero la cuestión consiste en saber si queremos mejorar el sistema democrático para evitar el riesgo del anquilosamiento, o simplemente nos parece que la democracia actual es cualquier cosa, que puede cambiarse fácilmente por cualquier otro invento que podamos imaginar. Entre ambas opciones no tengo la menor duda de cuál es la ética y políticamente correcta. Por eso me parece que hay que saber apreciar la terquedad que ha demostrado en estas elecciones Vargas Llosa. - Lea también: La bolsa de Lima se desploma tras el triunfo del ex militar Ollanta Humala Perú apuesta por el ex militar nacionalista Ollanta Humala y olvida a la saga de los Fujimori
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