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Una rosa es una rosa

Conforme pasa el tiempo y se acercan las elecciones municipales me voy convenciendo más que el actual presidente de la Junta y secretario general del PSOE andaluz, Pepe Griñán, se aleja cada día más de su posible nominación como candidato a la Presidencia de la Junta, bien ya sean éstas en su fecha, primavera de 2012, bien en su posible adelanto al próximo otoño. Y es una pena porque soy de los que creen sinceramente que Griñán es un buen político, algo prepotente y soberbio, a veces cursi y relamido, más técnico que de "aparato" pero, como decía Antonio Machado, "en el buen sentido de la palabra, bueno". A Griñán le ha tocado bailar con la más fea, heredada de su predecesor en el cargo, Manuel Chaves, y esa fea se llama crisis económica y corrupción política. Y le va a costar el puesto, vaya si se lo va a costar. La primera no es cosa suya, pero se ha demostrado que por más Acuerdos de Concertación que promueba con sindicatos y empresarios, el número de parados en Andalucía sigue creciendo hasta alcanzar ya casi al treinta por ciento de la población activa. La segunda tampoco lo ha organizado él, pero la ha asumido y tiene que dar la cara. Chaves no supo o no quiso cortar de raíz la tela de araña que muchos socialistas han tejido tras treinta años en el poder y que les ha supuesto pingües e ilegales beneficios a costa del trabajo y el esfuerzo de otros muchos trabajadores. La trama de los EREs falsos, por más vueltas que se le dé, por más que la Junta trate de restarle importancia afirmando que se trata "tan sólo" de diez millones de euros defraudados, va a seguir dando titulares, al menos, hasta después del verano. La investigación de la jueza Mercedes Alaya continúa su inexorable curso a pesar de los impedimentos que pone la Junta, diga lo que diga Griñán. Y saldrán muchos casos más en los que aparezcan implicados nombres conocidos de la política andaluza. Al tiempo. Por ello convendría que Griñán pusiera pie en pared cuanto antes y, diga lo que diga el partido, expulsase a los militantes implicados en la trama y limpiara debajo de las alfombras, desde San Telmo a Torretriana pasando por Tabladilla, Hytasa y República Argentina antes de que el PP llegue a las consejerías con el suficiente poder como para hacer limpieza general. El próximo 22 de mayo va a ser clave para muchos políticos. Dicen los expertos que si las encuestas aciertan con el supuesto batacazo electoral del PSOE, será cuando Rodríguez Zapatero anuncie su intención de no volver a presentarse y comience la etapa de los "relevistas· Rubalcaba y Chacón. No lo sé. Ya se buscará alguna excusa para seguir "salvando a España", a ser posible hasta finales de la legislatura. Lo que sí les puedo asegurar ya es que José Antonio Griñán no podrá hacer lo mismo y no conseguirá el ansiado respaldo de las urnas que justifique su actual puesto. Ya no son sólo algunos barones provinciales los que están poniéndole piedras en las ruedas de la administración, sino que es la propia Ejecutiva Federal, donde Gaspar Zarrías tiene un marcado poder como secretario de Política Municipal, la que ya ha elegido quién será su candidata para las elecciones andaluzas y la está placeando semana tras semana por  las ocho provincias. Ferraz parece tener muy claro que no cuenta con Pepe Griñán por más que éste hace esfuerzos para contentar a Zapatero. Quieren a alguien que pueda aglutinar el voto de centro-izquierda y nadie mejor que la ex alcaldesa comunista de Córdoba, es consejera de Obras Públicas y actual ministra de Medio Ambiente, Rural y Marino, Rosa Aguilar. Rosa reúne todas las cualidades que los dirigentes del PSOE en Madrid consideran necesarias para poder reeditar sus triunfos en Andalucía: el mujer, es contundente, es de izquierdas, sabe fajarse en el cuerpo a cuerpo con la oposición y podría ser clave en un posible entendimiento postelectoral con Izquierda Unida, si fuese necesario, que lo será. Resulta curioso que fuese el propio Griñán quien la rescatara de Córdoba para nombrala miembro de su Gobierno antes de su salto a Madrid. Conozco a Pepe Griñán desde la época en que fue consejero de Salud, en el primer Gobierno de Manuel Chaves. Entonces, nada más tomar posesión, nos llamó a mi colega Pepe Aguilar y a mí para decirnos que su despacho siempre estaría abierto  a la prensa para cualquier consulta que tuviéramos que hacerle. O bien no tuvimos que consultarle nada o él no hizo demasiado por atendernos, el caso es que ninguno tuvimos que acudir a su despacho durante los dos años que lo ocupó hasta marcharse a Madrid en 1992 como ministro de Sanidad y Consumo del Gobierno de Felipe González. Palabras, sólo palabras. Creo que Griñán ha tenido que aprender algo durante todos estos años de vuelta a Sevilla como consejero de Economía, primero, y como presidente de la Junta, después. Y supongo que no debe echar en saco roto algunos consejos. Yo que él, tiraría la toalla antes de que me echaran. Pero, claro, yo soy yo, y él es él. Y cada uno es dueño de sus actos, de sus aciertos y de sus errores. Ya se sabe que a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga, y que, a él que tanto le gusta la música, que recuerde la letra de la canción de Mecano, ya saben "quise cortar la flor mas tierna del rosal pensando que de amor no me podría pinchar y mientras me pinchaba me enseñó una cosa que una rosa es una rosa es una rosa..."
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