El laberinto del reloj

   Algunos dirigentes socialistas se quejan de que los medios de comunicación estén "demasiado" pendientes, dicen, de lo que pueda decidir Rodríguez Zapatero respecto a su futuro inmediato. En realidad, el problema no lo han creado los medios sino el propio presidente cuando en Navidad tuvo la ocurrencia de contar que había tomado una decisión que sólo conocían dos personas, su esposa y un dirigente del PSOE. A partir de ahí no hay día en que no se especule con lo que puede hacer o dejar de hacer el presidente. Pero no son los medios la punta de lanza, sino que es la propia familia socialista la que vive con la zozobra de la incertidumbre, amén de que a estas alturas no es ningún secreto que hay dirigentes que quieren que Zapatero deje el liderazgo del PSOE cuanto antes o por lo menos que lo anuncie.    Tampoco es un secreto que presidentes autonómicos como el castallanomanchego Barreda o el extremeño Fernández Vara no mantienen precisamente las mejores relaciones con el presidente de Gobierno precisamente por su insistente petición de que se aclare. Lo cierto es que Zapatero ya no es dueño del manejo de los tiempos porque en esta ocasión el asunto, nada menos que su futuro, se le ha escapado de las manos. De manera que si en el próximo Comité Federal anuncia que se va y que se va a abrir un proceso de primarias, el foco de la atención se centrará en eso, en las primarias. Pero si no dice nada entonces provocará aún más desazón del que ya hay en sus filas.    Claro que si anuncia que se va y el resultado electoral es malo, Zapatero podrá esquivar parte de la culpa, pero dejará abierto el debate sobre quién puede sucederle, pero si no hace ningún anuncio y lo deja para más adelante entonces le van a pasar toda la factura de los resultados en las urnas. Ambas soluciones son malas y se trataría de elegir la menos mala. Otro problema que se le plantea al PSOE es que Zapatero, en caso de irse, no lo haga por la puerta de atrás. Dicen que no se lo merece, y enumeran algunos de sus logros que a estas alturas han quedado diluidos en la dura realidad.    No debe de ser fácil para el presidente palpar todos los días tanto desafecto. Las encuestas no dejan lugar a dudas, quienes más desafecto sienten por el presidente son los votantes socialistas. Y ese desafecto se nota igualmente entre algunos dirigentes. Zapatero se ha convertido no en la solución de los problemas del PSOE, sino en un problema más del PSOE.    La política es así de engañosa, un día el político vislumbra el mundo desde lo más alto y al día siguiente tiene que volver a pisar la tierra. Pasan de recibir parabienes y aplausos a sentirse rechazados. Y no debe de ser nada fácil ese transito. Eso sí, el presidente intenta mantener el tipo como si no pasara nada, de manera que no descompone el gesto y quienes hablan con él aseguran que no trasluce nada. Imagino que la procesión irá por dentro.    En todo caso, sólo Zapatero puede sacar a su partido del laberinto en que están metidos y que tiene que ver con quién será el cabeza de cartel en las próximas elecciones generales. En esta ocasión no ha sabido manejar los tiempos, y la arena del reloj se le ha escapado entre los dedos. - Lea también: Zapatero se resiste a perder el trono y se niega a renunciar el 2 de abril