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En el día del gas un homenaje a su pionero, el ingeniero Esteban Pérez

En el día del gas un homenaje a su pionero, el ingeniero Esteban Pérez

Hubo dos hechos que le hicieron romper circunstancialmente al ministro de Planificación la actitud de mantener un bajo perfil mediático:: la culminación de Yacyretá y el fallecimiento, a los 93 años, del ingeniero Esteban Pérez, el 17 de febrero.

Mi estilo y mi convicción más profunda fue y es seguir a mi gobierno y a su modelo de desarrollo y transformación con inclusión social desde mi trabajo cotidiano y no desde un alto perfil comunicacional o mediático. Sin embargo, en los últimos días hubo dos hechos por los cuales he roto circunstancialmente esta actitud: la culminación de Yacyretá y el fallecimiento del ingeniero Esteban Pérez el 17 de febrero pasado a los 93 años.

Entiendo que más allá de mi nota publicada días pasados sobre Yacyretá, la opinión pública conocía seguramente más sobre lo negativo de esa historia que del gigantesco aporte que hace al a matriz energética argentina y a su diversificación.

En el mismo sentido, seguramente, la mayoría de la gente desconoce la trascendencia que tuvo para la energía en la Argentina y más precisamente para la producción, transporte y distribución de gas natural, combustible por excelencia de la actual matriz energética, quien en vida fuera el ingeniero Esteban Pérez.

Hagamos un poco de historia para reconocer el valor de mi homenajeado.

Cuenta la crónica que Julio Canessa, administrador de Gas del Estado, le envió una carta al entonces presidente de la Nación, general Juan Domingo Perón, donde solicitaba autorización para construir el gasoducto Buenos Aires-Pico Truncado, diciéndole: “esto permitirá a nuestro patria lograr su independencia energética, realizando una apreciable economía de combustibles, poner en movimiento ingentes reservas no aprovechadas y acrecentar el bienestar de la población. Lo haremos con ingenieros, técnica y obreros argentinos. Tendremos muchas dificultades, pero las venceremos porque tenemos claro el objetivo”.

“No faltarán señor Presidente -proseguía la misiva- quienes digan que obras de esta naturaleza son impracticables para la técnica actual, que es más conveniente seguir importando carbón de Europa pues, caso contrario, no nos comprarán más nuestros productos primarios; en fin, se escucharán todos los argumentos que desde muchos años atrás se esgrimen, a los efectos de destruir cualquier tarea de desarrollo autónomo llevándonos al convencimiento de que somos una colonia y no un país económicamente independiente”.

El general Perón le respondió entre otras consideraciones que “el gasoducto, una vez inaugurado, dará nacimiento a una nueva era en la Nación en materia de combustibles. Yo no considero riqueza lo que está debajo la tierra sino lo que es extraído y puesto al servicio del hombre y de la Nación”. Perón finalizó la carta diciéndole al ingeniero Caneesa “vaya y hágalo”.

Canessa supo, entonces, que tenía un enorme desafío por delante, pero ya era suyo lo más importante: un equipo joven, entusiasta y decidido, que había tomado el proyecto con pasión y compromiso, como sólo los jóvenes saben hacerlo.

Juventud y acción son dos componentes imbatibles a la hora de conquistar una meta. Su conductor, jefe de obra, era el ingeniero Esteban Ramón Pérez.

Cada vez que ponemos en operación una nueva instalación de gas natural es inevitable recordar aquel 29 de diciembre de 1949, cuando en la vieja usina Corrales de Llavallol, acompañado por el propio Pérez, el general Perón abrió la válvula que por primera vez traía a la Capital Federal gas desde Pico Truncado.

Nuestro auténtico homenaje a este hombre son las ampliaciones de esos gasoductos que él impulsó, que aumentamos desde 2003 más de 20 millones de metros cúbicos diarios su capacidad de trasporte.

También el segundo cruce del Estrecho de Magallanes y la reciente incorporación de reservas de gas no convencional (tight y shale gas) que, persiguiendo el mismo objetivo, la autonomía de decisiones y el desarrollo industrial soberano, llevó adelante Néstor Kirchner y hoy continúa Cristina Fernández.

El ingeniero Pérez fue también presidente de Gas del Estado en dos oportunidades, función a la que honró con eficiencia y apuntalando el progreso en la industria del gas.

En sus años al frente de la empresa estatal, las redes de gas natural se ampliaron significativamente, llevando el servicio a miles de hogares que sólo conocían el kerosene y el gas del carbón de coque importado de Inglaterra.

Su tarea, y la de los que lo seguimos, ahorró a la Argentina y al mundo importantísimas emisiones de carbono, haciendo funcionar usinas a gas natural y más de 2 millones de automotores, aportando tal vez la más significativa cuota de mejoramiento al medio ambiente en la Argentina, sin que nadie -principalmente los que se erigen en defensores de la ecología- haya jamás hecho reconocimiento alguno a la industria del gas y a sus impulsores, de la que Pérez, Canessa y Perón fueron pioneros en la Argentina.

Vaya también nuestro consuelo a sus familiares con el convencimiento de que el ingeniero Pérez no vivió en vano, que su aporte al sector energético y a la conformación de una matriz potente y medioambientalmente sustentable fue relevante y trascendente.

Por eso nos sentimos orgullosos de continuar su tarea y en estas líneas queremos demostrar, hoy, que se conmemora el Día del Gas, nuestro reconocimiento y admiración por él y por todos aquellos técnicos y trabajadores del gas que lo acompañaron en aquella homérica y heroica gesta de la década del ´40.

Ingeniero Esteban Ramón Pérez descanse en paz.

Todos los argentinos sentimos su partida y estaremos siempre agradecidos por haber mejorado nuestra calidad de vida.

Julio De Vido
Ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios

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