EL SECULAR ABANDONO DE MURCIA

En este tiempo en que la Región de Murcia está padeciendo la crisis de manera superlativa, quizá por la mala previsión de unos, y desde luego por la falta de asistencia de otros, resulta conveniente hacer memoria de la situación de permanente postergación y postración que tiene la Región.
   
En la situación actual de crisis económica, en que el gobierno central culpa al ejecutivo regional de no tener dispuestas las cuentas públicas para poder abordar un endeudamiento que permita salir a la Región del “socavón” en el que ha caído, probablemente tenga razón el empresariado murciano, cuando a través de la CROEM se afirma que seguramente será peor mantener la prohibición de endeudamiento que el mal que trata de prevenirse con tan drástica medida, ya que el tejido productivo que se destruya difícilmente se va a recuperar en breve, en tanto que un diferencial económico puede resultar superable en el curso del tiempo con las necesarias medidas de ajuste.
  
 Lo cual, unido al mal ejemplo de la transacción catalana, hace que en Murcia se empiecen a ver estas medidas como injustas, pues la población no tiene por qué ser sujeto pasivo de una política correctiva con una política de relajación del gasto regional asumida desde San Esteban en los últimos ejercicios, so pretexto del desajuste financiero de Madrid respecto de la población creciente de esos últimos años.
   
Por consiguiente, como vienen pidiendo las fuerzas económicas, sociales y políticas de la Región, Madrid debería de ser sensible a esta demanda social, más allá de culpabilidades si las hubiera, pues no es el momento de la confrontación política visceral, sino de las soluciones. Pues de lo contrario, ¿qué es lo que van a pedirnos para que les votemos el próximo mes de mayo?.
   
Aparte ya es hora que, haciendo memoria reconozcamos que Murcia ha estado secularmente relegada en las políticas de inversiones e infraestructuras del Estado, y ello pese a que se diga que el gobierno de ZP ha hecho numerosas inversiones, con el Plan E, y otros; pues lo cierto, es que más allá de los grandes números y de los planteamientos de marketing político recurrente en las fechas preelectorales en que estamos, hay un hecho incontrovertible, seguimos pendientes de la actualización y modernización de las líneas de ferrocarril, por más que se sigue hablando de la alta velocidad para Murcia, pero ni la variante de Camarillas se ha eliminado en el tramo a Madrid, ni este se ha modernizado sustancialmente; ni la conexión con Andalucía se ha reabierto, y permanece décadas cortada. En cuanto al aeropuerto de Murcia, ya conocemos la solución de Valcárcel asumiendo la construcción de un nuevo aeropuerto en Corvera, a costa de los murcianos, probablemente no fuera del todo necesario, pero la inversión es de la autonomía. Perdimos la oportunidad del trasvase del Ebro, y el trasvase del Tajo está permanentemente cuestionado en Castilla la Mancha, tanto por el PSOE como por el PP del lugar.
   
Ya se sabe que en la política nacional, Murcia pinta poco o nada; probablemente el fallo fue de configuración uniprovincial, cuando probablemente debería de haberse revisado el territorio de la Región a la cuenca del Almanzora, los Velez, Sierra de Segura hasta Hellín, Almansa hasta Guardamar del Segura, tradicional territorio del histórico reino de Murcia, que resultó cercenado en la decimonónica distribución administrativa provincial de Javier de Burgos. Pero aún así, podría haberse mantenido la Región del Sureste, de la tecnocracia franquista, consistente en Albacete, Almería, Alicante y Murcia; pero esa oportunidad se perdió y el peso político de Murcia en Madrid es escaso.
   
Sin embargo, ello no debería de ser óbice para reconocer situaciones de justicia que eviten discriminaciones o situaciones injustas como las que se vienen padeciendo en esta parte de España, que en el momento actual necesita de la ayuda y comprensión de un gobierno estatal que tampoco es un dechado de virtudes en lo que se refiere al control del gasto público y a la buena administración y gestión de la cosa común, pues sus errores y torpezas también resultan clamorosas en los foros europeos.
   
Con todo, esperemos a ver hasta dónde están dispuestos a dejarnos caer, entre unos y otros. Algo que Murcia no debería olvidar en los próximos comicios autonómicos y locales, ni en los no tan lejanos nacionales. ¡Ese es el momento del examen público de los talantes, las gestiones y los resultados….!.
                     
EL MIRAVETE