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Libia busca un camino hacia la democracia

El rechazo ha sido total de la comunidad internacional a la actitud genocida de Gadafi

Diego Arria, Milos Alcalay, Humberto Calderón Berti, Alfredo Coronil, Rafael Medina, Milagros Betancourt, Hermann Escarrá y quien escribe, tuvimos la oportunidad de referirnos a la política exterior de Venezuela para un nuevo gobierno en una actividad académica convocada por el Instituto de Dere- cho Constitucional Internacional.

El coordinador de asuntos internacionales de la MUD, Ramón José Medina, presentó un mensaje de respaldo en nombre de todas las fuerzas de oposición, de respaldo y solidaridad con esta iniciativa y con señalamientos sobre la presente y futura diplomacia venezolana. En mi ponencia, como ex embajador de Venezuela en Libia, durante tres años, me referí ampliamente al excéntrico personaje coronel Muamar Gadafi, guía de la revolución desde el 1 de septiembre de 1969, al país, "La Jamahiriya Árabe Libia Popular y Socialista" y al socialismo que ha implementado y ha querido extender al mundo árabe y africano sin éxito, donde mezcla el marxismo en su doble versión soviética y china con el Islam, en su llamada tercera teoría universal, recogida en "El Libro Verde", producto de la revolución cultural de 1977, inspirada en el Libro Rojo de Mao de obligatoria lectura y paradigma para la sociedad libia.

Por supuesto que al referirme a Libia lo hice en la dimensión de la primavera democrática que se originó en Túnez con el derrocamiento del militar presidente Ben Alí y de su extensión a Egipto con la separación del poder de otro militar, el presidente Hosni Mubarak. Todo dentro del marco de las variables del petróleo y la religión, fundamentales para comprender el Medio Oriente desde Pakistán hasta Mauritania, con la observación de que esta importante región del mundo nunca ha conocido la democracia, ni tiene historia constitucional ni gobiernos alternativos. Quinientos años de ocupación otomana, terminada la Primera Guerra Mundial, reparto entre las dos grandes potencias Inglaterra y Francia, bajo el supuesto del petróleo y posteriormente la presencia estadounidense. Regímenes autoritarios y dictaduras, tanto monarquías conservadoras como con gobiernos militares, de carácter mesiánico. Así fue Libia, hasta la llegada de Gadafi y su golpe militar en 1969 contra el corrupto rey Idris el Samusia. A diferencia de Túnez y Egipto, donde las demandas populares, especialmente de jóvenes y mujeres, fueron oídas por los militares que actuaron como institución para facilitar el tránsito hacia la democracia, en el caso de Libia, Gadafi, sustituyó a las fuerzas armadas por milicias pagadas, fanatizadas, con total sumisión al líder único. Es el drama que vive ese extenso territorio con una de las más grandes riquezas petroleras del planeta.

La comunidad internacional ha actuado rápidamente, tanto en el seno de la ONU como en la Unión Africana y con gran acierto en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Se espera la decisión para llevar al líder libio al Tribunal Penal Internacional de La Haya, lo cual dificulta el intento de asilo o refugio en cualquier país democrático. Igualmente, la declaratoria de una zona protegida por fuerzas internacionales para evitar el exterminio de la población libia en las zonas declaradas libres, especialmente en la región de Bengazi, cerca de Egipto, y en la frontera con Túnez; no se descarta una intervención militar como la ejecutada contra Milosevich, en su agresión contra el pueblo de Kosovo.

El rechazo ha sido total de la comunidad internacional a la actitud genocida de Gadafi, incluyendo los duros términos del líder iraní Ahmadineyad. Lo extraño para los observadores internacionales ha sido la actitud de Venezuela, de respaldo al Gobierno de ese país que se manifestó tímidamente en el inicio a través del canal Telesur, informando la injerencia extranjera y la inmediata invasión a Libia por sus riquezas petroleras, afirmando la tranquilidad del país y comprometiendo al propio embajador venezolano en esa actitud. El canciller Maduro fue más directo en ese respaldo, y el presidente Chávez, utilizando el Twitter, llegó a publicar "Viva Libia y su independencia, Gadafi enfrenta una guerra civil".

Este brevísimo recorrido por la historia reciente nos demuestra, entre otras cosas, que la situación al norte de África no es producto de la casualidad y su repercusión a nivel mundial es inobjetable, por tal razón presentaremos una serie de artículos que nos permitan dibujar en profundidad, el origen y consecuencias de esta ruptura de paradigmas en el mundo árabe.

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