ONU: Argentina apoya una agenda multilateral

Mañana, viernes 4 de marzo, el secretario general de las Naciones Unidas se reunirá en Nueva York con una numerosa delegación de embajadores liderada por el canciller Héctor Timerman y el embajador argentino ante la ONU Jorge Argüello.

Esta semana empezó para Ban Ki-moon con un viaje a Washington y una reunión de emergencia en la Casa Blanca con el presidente Barack Obama acerca de la crisis en Libia.

Y terminará con otra reunión excepcional, porque la delegación argentina estará trayendo 130 embajadores de todo el mundo, todos miembros del movimiento G-77 que hoy comprende 131 países, desde China e India hasta las Maldivas y Vanuatu, más de dos tercios de los miembros de las Naciones Unidas.

Al secretario general le gustará escuchar la mayor cantidad posible de testimonios. Los temas presentes en las mentes de los embajadores van más allá de la crisis del momento en el norte de Africa.

En Nueva York existe un creciente reconocimiento de que Argentina, quien asumió el liderazgo del G-77 en enero, está usando su voz en pos de una agenda de cambio a través del diálogo, entre ricos y pobres, desarrollados y en desarrollo, entre los que tienen y los que no. Y en particular, Argentina ha enfatizado un número de temas a desarrollar que están en el corazón de la agenda de la ONU.

El cambio climático, por ejemplo, ha sido el tema principal de Ban Ki-moon desde que asumió como secretario general de la ONU en 2007, recalcando el mensaje que se ha vuelto suyo: "El cambio climático no es ciencia ficción, es un hecho científico". Y si no, pregúntenle al cultivador de arroz en Burma o al habitante de la favela en Brasil, o al vitivinicultor en Burdeos o en Mendoza, acerca de este hecho.

El secretario general dará la bienvenida a la oferta del liderazgo de Argentina frente al G-77 de actuar como nexo entre fuertes y débiles, ricos y pobres, cuando se presente la dura tarea de acordar la mejor manera de salvar a nuestro planeta.

Todos en la ONU saben que, mientras ha habido avances en cambio climático, más recientemente en la Conferencia Cancún de diciembre de 2010, donde por primera vez la comunidad internacional acordó bajar las emisiones, todavía tenemos por delante un largo camino para generar una verdadera respuesta global a esta crisis global.

Y entonces he ahí la madre de todas las preguntas para los líderes del mundo de hoy. ¿Cómo alcanzamos el desafío supremo del siglo XXI? ¿Cómo alimentamos, damos agua y protegemos a los siete mil millones de habitantes de nuestro mundo y los dos mil millones que se sumarán a la humanidad en las décadas venideras?

El secretario general Ban ha sido un poderoso defensor de aquellos que tienen tan poco, los mil millones que están debajo de todo, cuyo número ha crecido desde que el mundo entró en recesión en 2008.

Volviendo atrás a mi anterior puesto en Washington DC, me acuerdo de él llegando a una cumbre con una proclama hacia la acción: "Nuestro desafío es crear crecimiento sostenible en una era de escasez, para sacar a la gente de la pobreza mientras protegemos a nuestro medioambiente".

El embajador Argüello me lo dijo así por teléfono: "No podemos permitir que la recesión distraiga la atención del gran desafío de nuestro tiempo -nueva arquitectura internacional y políticas progresivas para compartir riqueza, salud, educación, tecnología, comida y agua."

Existe una agenda que está por encima de la política. Una agenda que ve en la crisis de cada día un llamado de alerta. Una agenda en nombre de la humanidad.

David Smith
Director del Centro de Información en Buenos Aires de Naciones Unidas