El próximo 3 de febrero tenemos cumbre hispano-alemana en Madrid. El Gobierno español espera que la canciller Angela Merkel lance el mensaje a los mercados de que España tiene futuro y de que las reformas que tiene en marcha son las adecuadas. Sólo eso puede dar un margen de tranquilidad a un Gobierno inestable que no cierra ninguna de las reformas “imprescindibles” que tiene abiertas: la laboral, la de las pensiones, la financiera, la energética… y la educativa. Si Merkel dice: “España va bien” -¿a qué me suena eso?-, el Gobierno respirará. Pero, además, Merkel viene con una oferta irrechazable que podría cambiar las estadísticas del paro: empleo para miles de jóvenes españoles.
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condiciones de superar la crisis y eso después de tener que hacer frente simultáneamente a la crisis y a la reunificación de las dos Alemanias. La tasa de paro está en el 7,4 por ciento y necesita personal para cubrir al menos 70.000 nuevos puestos de trabajo en 2011. La tan denostada Merkel, que tuvo en los inicios un Gobierno de concentración, es la autora del milagro alemán y la última esperanza de Zapatero. Pero las cosas no serán tan fáciles. Hace cincuenta años medio millón de españoles tuvieron que irse a Alemania porque aquí no había trabajo. Como ahora. Eran mano de obra barata, sin formación. Vivieron en condiciones muy difíciles y un 80 por ciento regresó años después. Ahora lo que necesita Alemania es mano de obra muy cualificada: ingenieros, médicos y enfermeros, técnicos de grado medio. Y España no es capaz de dar trabajo a los licenciados que salen de sus facultades y en los que ha invertido mucho. Así que Merkel viene a cazar en el mercado español y podrá seleccionar a los mejores profesionales sin gastar un duro en su formación.
Pero serán unos pocos cientos o miles. Apenas se notará en las listas del desempleo. De hecho ya se están yendo muchos jóvenes a un Berlín en ebullición, a una Alemania que sí hizo las reformas necesarias, que implantó la jornada labora reducida para no destruir tanto empleo, que flexibilizó la seguridad social, que apostó por el sector industrial y no por el financiero. España necesita reformas profundas con el máximo consenso y el Gobierno parece empeñado en cerrar como sea un mal acuerdo con los sindicatos a cambio de paz social y de imagen, mientras la oposición disfruta antes de tiempo de su futura victoria. Alemania no va a salvar a España, se va a beneficiar de nuestra debilidad para seguir creciendo. Son las reglas del mercado. Si no se hace el trabajo de campo, no se pueden recoger resultados. Alemania lo ha hecho. España sigue sin rematar nada. Si usted es un joven licenciado sin trabajo y lee esto, vaya aprendiendo alemán. Tendrá más oportunidades.
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