La violencia es el fracaso de la política

   La violencia es el fracaso de la política. Lo sucedido en Murcia -agresión salvaje al consejero de Cultura y posterior cruce de acusaciones entre los dirigentes del PP y del PSOE- es la evidencia de ese fracaso. Todo tiene un origen y en el caso que nos ocupa, el consejero Pedro Alberto Cruz, según ha denunciado su padre, había sido objeto de seguimientos por parte de algunos desconocidos. De confirmarse la denuncia, esa circunstancia señalaría la posible negligencia de la Delegación del Gobierno por no haber adoptado las  oportunas medidas que podrían haber evitado la agresión. Si, como digo, se confirman los extremos de la denuncia, cobraría sentido la exigencia de dimisión del Delegado del Gobierno planteada por el presidente murciano Valcárcel. Petición que, a escala nacional, ha hecho suya el propio Mariano Rajoy. Cosa diferente, a mi modo de ver, es señalar al PSOE en su conjunto como responsable del clima de crispación que -según el decir de algunos dirigentes populares- habría cristalizado en el atentado sufrido por el consejero Cruz. La política conlleva la confrontación; pacífica, pero confrontación.

   Donde la política pierde su nombre, para mutar en delincuencia, es cuando cursa con violencia. Quiero decir con esto que los  responsables de la agresión son los energúmenos que golpearon al consejero. Y eso es lo que, cuanto antes, deben investigar y castigar los tribunales. Consideración aparte merece la incongruencia que supone que la señora Begoña García, dirigente del PSOE murciano, asista a manifestaciones contra los recortes salariales dictados por el gobierno regional a resultas de los recortes salariales generales, impuestos por el Gobierno de España, cuyo presidente, el señor Rodríguez Zapatero, como se sabe, es el secretario general del Partido Socialista. Surrealismo, es la palabra.