Nuevo año, viejos problemas

"Los objetivos están claros: luchar contra el desempleo y la crisis económica, que son las principales preocupaciones de los ciudadanos. Quiero lanzar un mensaje de confianza en nuestras posibilidades, en nuestras empresas innovadoras y en sus trabajadores, en nuestras universidades punteras, en nuestra inversión tecnológica e investigadora, en nuestra voluntad y en nuestra capacidad. Confianza en nosotros mismos". El párrafo no es de ningún visionario alejado de la realidad, ni de un mago estilo Rappel, pertenece al Mensaje de Fin de Año de José Antonio Griñán, presidente de la Junta de Andalucía, quien asegura que "los andaluces estamos preparados para salir pronto de la crisis" (¿Y a mí que esa frase me suena a los brotes verdes?). ¿Empresas innovadoras? ¿universidades punteras? ¿inversión tecnológica e investigadora? ¿Está hablando de Andalucía o de Finlandia?, porque a mi no me cuadra el cuadro que tan bien dibuja Pepe Griñán.

No está mal eso de trasmitir confianza a los ciudadanos, pero digo yo que esa confianza debe basarse en algo y no en el casi millón de parados y en las malas perspectivas económicas que plantean los expertos para el año nuevo. Y es que ya está bien de frases y discursos, ya está bien de consignas y vaguedades. Lo primero que nos va a traer el año 2011, además de la prohibición de fumar en bares y restaurantes, es, de momento, la congelación y la reforma de las pensiones, la subida del diez por ciento de la electricidad, la del gas, la de la gasolina y la de los ferrocarriles, la retirada de los 420 euros a los parados de larga duración y, casi con toda seguridad, nuevos aumentos en el número de desempleados a causa de la crisis. Hombre si con todo esto, con este panorama tan desolador, Griñán te pide confianza en el futuro, lo mínimo que se te ocurre contestarle es que se vaya a freir espárragos. Por más que se empeñe el presidente en infundir optimismo al personal, ésto no lo levanta ni toneladas de viagra. Y menos aún él, que da la impresión de no creerse ni la mitad de lo que dice. Para colmo ha tenido la rara habilidad de poner en pie de guerra a un colectivo que casi nunca ha protestado, los funcionarios. Entre eso y el cabreo generalizado en que ha sumido a su propio partido da una somera idea de su capacidad para buscarle un problema a cada solución, una capacidad que está resultando verdaderamente excepcional.

Sí, ya sé que mi amigo Juan, dirá que la culpa del paro la tienen los americanos y que la crisis es global, pero ese excusa está muy bien para los brokers de Manhattan, a mí, y a todos los hijos de vecino que tienen que ir a sellar su cartilla trimestralmente el INEM lo que me importa es cuándo se va a parar el chorreo de despidos y de cierre de empresas, quién va a poner algo de órden en el despiporre de un Gobierno perdido, sin ideas y sin iniciativas. Y no me refiero sólo al Ejecutivo de Rodríguez Zapatero (que también) sino, y sobre todo, al que me afecta a mí personalmente, al de Pepe Griñán, que parece la Bella Durmiente en espera de un mágico príncipe que la despierte de ese letargo que en Andalucía dura ya más de treinta años ininterrumpidos de Gobiernos socialistas.

Es el cuento de nunca acabar. Porque, ahora, nada más pasar la cuesta de enero, se volverá a paralizar toda la Administración a cuenta de las próximas elecciones municipales, y vuelta a empezar. Entramos en periodo preelectoral y los partidos, todos los partidos, pondrán su proa enfilada a conseguir votos con promesas irreales, con más frases, más discursos, más mítines, mas rollo macabeo, mientras los ciudadanos continuaremos sufriendo el lamentable espectáculo de una política que sólo sirve a quienes viven, y demasiado bien, de ella. El currito de turno, usted y yo, seguiremos pasándolas canutas ganen quienes ganen. Aunque es verdad que, aquí en Andalucía, parece que después de treinta años comenzamos a estar hartos de que siempre ganen los mismos. Habrá que estar al loro.

• Andalucía Crítica