Un libro reúne a los personajes mitológicos de Castilla y León

Mitos de Castilla y León es un libro ilustrado por Montserrat Rubio y editado por Castilla Tradicional que presenta atractivas y cuidadas láminas referidas a algunos mitos y leyendas rescatados en la tradición oral de nuestra comunidad. Un texto redactado por José Luis Hernando Garrido acompaña las ilustraciones, pero las imágenes hablan por sí solas.

Se trata de divulgar historias pobladas por seres fabulosos y fabulados, cuajadas de misterio y tejidas con la trama del relato transmitido de generación en generación, narraciones entreveradas de alusiones a portentosos personajes capaces de sugerir sueños y también de engendrar pesadillas.

                          

Fauna rara y extraña donde la haya que supura supervivencias milagrosas, muchas de notable antigüedad, pues ofrecen pistas sobre ciertos cultos astrales agazapados en la noche de los tiempos (al sol y la luna), preces y ofrendas a las aguas y al arco iris (pobladas por adorables ninfas y anjanas que hilan y seducen) y sorprendentes hallazgos arqueológicos (tesoros de moros y griegas, prodigios fantasiosos aludiendo tal vez a los viejos “moradores” que habitaron desaparecidos castros, villas y poblados mientras las explotaciones auríferas del Noroeste permanecieron abiertas).

Pueden personificar agentes atmosféricos sumamente dañinos (los nuberos), instintos custodios enmascarados en culebras domesticadas en falso, propiedades terapéuticas residentes en espectrales alicornios desaparecidos y soberbias desdemidas aprovechadas por constructores maravillosos. Y casi siempre rondan las pasiones tronzadas y los demonios, aclamados por varias cohortes de brujas intempestivas, metidas a componedoras de ungüentos y porteras de todo ente maligno que se preciara. Duendes, trasgos y enemiguillos que emitían cadenciosos pasos y encantaban las casas, hombres lobos y ánimas en pena que surcaban las noches oscuras son los portentos alumbrados en estas páginas. Son como el negativo de las puñeterías más humanas.

                         

Seres iluminados en sus formas pasajeras y pillados in fraganti en todo su color. Verdaderos retratos de fantasmas imperecederos cuyas facciones apenas revelan el paso del tiempo y cuyos atuendos adquieren sorprendente lustre. Espectros familiares cuya sigilosa presencia es solo intuida por los más prudentes, galería de personajes miedosos que a la menor son capaces de salir huyendo. Y por si acaso, por si salen pitando y nos dejan con un palmo de narices, en esta ocasión han sido silueteados y abocetados, pues son muy reticentes a cualquier entrevista y otros registros audiovisuales -que sepamos- ha sido incapaces de inmortalizar sus presencias.