La agencia estadounidense de Pesca y Vida Silvestre definió una zona de 484.000 Km cuadrados (poco menos que la superficie de Francia), en la cual cualquier proyecto que sea susceptible de tener impacto sobre el modo de vida de los osos polares deberá ser objeto de un examen minucioso.
"Esta calificación de 'zona de hábitat protegido' nos permite trabajar con nuestros socios federales para asegurarnos de que lo que ellos hagan no afecte las poblaciones de osos polares", explicó Tom Strickland, encargado de pesca, parques y fauna del ministerio de Asuntos Internos.
"Sin embargo, la mayor amenaza que pesa sobre los osos polares es el derretimiento de su hábitat -el mar de hierlo en el Ártico- causado por el cambio climático del cual es responsable el ser humano", estimó.
La creación de este espacio no significa el fin de las perforaciones y otras actividades del género, pero permite identificar "zonas geográficas cuyas características son esenciales para la salvaguarda del oso y que requieren una gestión y una protección particulares", según la agencia de Pesca y Vida Silvestre.
Estados Unidos incluyó al oso polar en la lista de especies amenazadas.
El Ártico alberga 90.000 millones de barriles de petróleo y enormes reservas de gas, según el Instituto de Geofísica estadounidense
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