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Tras débiles reclamos por la Ley de Arizona, política del silencio

La ley discriminatoria SB 1070 promulgada en Arizona no genera ninguna tensión entre los gobiernos de Felipe Calderón y Barack Obama, dijo el embajador Carlos Pascual. Ellos contentos y los inmigrantes que se pudran.

Era previsible y adelantamos que la estridencia de condenas duraría dos o tres días, como fue, y después la práctica del olvido. En esto juegan papel preponderante los medios que causan ruido a la hora de reprochar y callan, cumplido el propósito.

En cuanto la gobernadora Jan Brewer firmó el ordenamiento que incita a la persecución contra quien tiene apariencia latinoa, el presidente Calderón manifestó: ninguna ley migratoria puede estar sobre los derechos humanos y la SB 1070 abre la puerta a la intolerancia, el odio y la discriminación. La canciller Patricia Espinosa declaró que la ley criminaliza a los inmigrantes, afecta la relación México-Arizona y no toma en cuenta la valiosa colaboración de trabajadores mexicanos. Hasta ahí llegó.

El detestable texto de Arizona entrará en vigor el 29 de julio, pero en cuanto lo signó la gobernadora racista, en marzo, el sheriff Joe Arpaio intensificó persecuciones contra indocumentados.

Arpaio, ex soldado y alguacil del condado de Maricopa, se ufana de ser el principal perseguidor de indocumentados en Estados Unidos. Presume que su deber es meter a la cárcel a ilegales y en sus prácticas hitlerianas ha hacinado hasta dos mil de ellos bajo carpas de lona, a falta de cárceles suficientes. Miles de mexicanos han muerto en los desiertos de Arizona por las acciones de Arpaio, quien además alienta a cazadores de seres humanos, algunos con armas de alto poder y decididos a masacrar a cuantos puedan.

Conocidas las prácticas del sheriff de la muerte y sus secuaces, el gobierno de Calderón debiera trabajar intensamente y procurar que sea destruida la ley, antes de la fecha fatal de julio.

Mejor presiona la ONU y organizaciones de Estados Unidos, en particular de California, para boicotear a Arizona, ante el silencio calderonista. Por ello, el embajador Pascual contempla calma chicha y, a su juicio, no hay tensión entre los gobiernos de México y Estados Unidos y “los dos estamos trabajando por hacer lo que se debe hacer para tener una reforma de migración comprensiva en Estados Unidos”. La misma historia.

Así se suma a la palabrería el diplomático nacido en Cuba. Sabe que el presidente Obama quiere la ley migratoria, pero tiene ante sí a la ultraderecha republicana, bloque de lanceros contra los urgidos de empleos. Como van las cosas, Arpaio y sus matarifes ultimarán a más y más inmigrantes, ante la indiferencia calderonista. Se repetirá la historia de atuneros y camaroneros, cuyos productos son rechazados cuando les da la gana a los “primos”.

Tampoco ha hecho nada el gobierno para que Estados Unidos cumpla postulados del Tratado de Libre Comercio, como el paso de transportistas mexicanos a Estados Unidos. Es el estilo oficial, de permanecer agachados.

FUERON CUATRO ESTALLIDOS en el Centro Histórico y por primera vez reconoció el gobierno que se debieron a un sabotaje. Estos atentados suceden desde la cancelación de Luz y Fuerza del Centro y por ello hay constantes apagones. Fue dado el machetazo a pedido empresarial, en vez de negociar con el sindicato. Los usuarios pagamos las consecuencias.

Opinión extraída del Periódico El Universal 13/05/10

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