Castañuela 2010

No acierta esta vez el siempre muy correcto Joan Ridao, cuando se sorprende en el Pleno del Congreso de que sean ahora las marquesonas quienes se echen a la calle usurpando un tradicional privilegio reivindicativo de las clases populares. Desde tiempos del dictador marquesonas, condesitas y blasonadas varias ocupaban la calle en aquellas mesas petitorias “ a beneficio de los huérfanos y de los pobres de la capital” que cantaban las “Las Madres del Cordero”, luego conocidos como “Desde Santurce a Bilbao Blues Band”. Fueron aquellos geniales creadores del happening “Castañuela Setenta” que tantos quebraderos de cabeza dieron a los censores de los últimos años de franquismo.

Esperanza Aguirre, marquesa consorte de Murillo y Dama del Imperio Británico, parece haberse inspirado en aquellos galamourosos botellones que oficiaban con esmero sus antecesoras en la nobleza. Pero esta vez no habrá pelea en las mesas por ocupar la silla más cercana a la que ocupe la esposa del jerifalte del régimen o la búsqueda desesperada, bolso de marca en mano, de distancias cortas con Reina, Princesa o Infantas. Nada que ver. Ni habrá lugar tampoco a las disimuladas miradas a las nubes de tan ilustres damas que surgían cuando llegaba el terrible momento de detraer de los óvolos aportados generosamente por los ciudadanos, a  beneficio de “huérfanos y pobres de la capital”, el precio de los carísimos canapés y tentempiés de Mallorca o de Viena Capellanes, imprescindible refrigerio para la caritativa sentada de tan ilustres damas.

Innovadora como siempre, Esperanza Aguirre aportará castiza y proletaria rebelión a la rancia estampa blasonada. Fuera palios y terciopelos que paga el PP y van de populares. No resulta difícil imaginarla en plena calle, delante de una proletaria mesa de tijera comprada en Ikea, brazos en jarras, y gritando a voz en cuello, “!Contra el IVA, contra el IVA! ¡Firmen contra el IVA que los socialistas nos buscan la ruina!”.

El boca a boca de Esperanza Aguirre le hace polvo a Zapatero, porque logrará -ya lo ha conseguido- que en la calle, en todas las portadas de periódicos e inicio de informativos, en todos los chats y digitales, y en todos los corrillos de bares, oficinas y escaleras de vecindad no se hable de otra cosa durante los cuatro meses que quedan hasta la proyectada subida. Aunque, ¿qué se podían esperar en Moncloa? ¿Acaso existe algo más impopular que una subida de impuestos? Solo faltaba que llegara alguien a ponerse a la cabeza de la manifestación. Aunque, nadie esperaba ciertamente a una marquesa…

Pero la algarada castizo-demagógica de la presidenta madrileña le estalla también en las narices a Rajoy, que ya no sabe que hacer para explicar que lo de la rebelión es solo una expresión, una boutade, y que un partido que gobernó y que quiere volver a hacerlo jamás se apuntará a la insumisión fiscal. Encima rompe la estrategia de Génova y da imagen de que una vez más la presidenta madrileña le toma la delantera al presidente nacional. ¡Prepare usted toda una minuciosa estrategia de vender alternativa económica en el Parlamento y en la sociedad, a cuenta de la arriesgada medida de ZP, para que todo quede empañado por el ruido de la ambiciosa Esperanza! Y ella más contenta que unas castañuelas. Es su particular Castañuela 2010. ¡Cómo me encantaría disfrutar de las chirigotas con las que podría deleitarnos, más de 35 años después, el maestro castañuelero Moncho Alpuente!