La gerontocracia sigue en el poder
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A sus sesenta y ocho años, el ex presidente
Felipe González sigue sintiéndose un niño travieso. Sus declaraciones, en la primera sesión del congreso del PSOE andaluz, diciendo que “la Justicia está hecha unos zorros por el ‘ganao’ que hay al frente”, son inadmisibles. Sobre todo, en quien tanto poder tuvo sobre la Justicia y tanto jugó con ese ‘ganao’ al que ahora denuncia. González se ha quedado anclado en un pasado lleno de tópicos –no queremos decir que la Justicia española sea modélica, ni mucho menos, claro está--, de latiguillos, de gracietas. Todo ello, desde luego, mientras se arrima al sol que más calienta, su amigo y jefe
Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, por encima del mismísimo
Bill Gates, aunque este último, al menos, tiene connotaciones de servicio público que el mexicano no tiene.
En suma: González, a sus setenta y tantos, está pasado de moda. Lo mismo, por cierto, que la gerontocracia del PSOE andaluz, que ha cambiado en su cúpula a un dirigente de 64 años,
Manuel Chaves, por otro de 63,
José Antonio Griñán, que, encima, mantiene a su lado a ‘los de siempre’, comenzando por
Gaspar Zarrías. Menuda renovación; no extraña el hartazgo que las encuestas muestran que sienten los andaluces por su clase dirigente (y no, no es que el candidato alternativo del PP andaluz,
Javier Arenas, sea precisamente un rostro nuevo). ¿No salen políticos nuevos en este país nuestro? ¿Por qué será?
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