Cosas de la revolución

Como dijo el juez Wendell Holmes Jr., la libertad de expresión no es sólo para las ideas con las que estamos de acuerdo, sino también para las que nos resultan detestables. Esta afirmación va dirigida al gobernante, pues la libertad de expresión es el derecho individual contra las interferencias del poder en la libre  expresión del pensamiento.   

De ahí que la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos -que data de 1791- garantice la libertad de expresión de forma tan clara que no admite dudas, pues “blinda” la posibilidad de cualquier interferencia gubernamental.

Lo interesante es la forma en que se construye el sistema norteamericano: la norma constitucional prohíbe al Congreso hacer ley alguna que coarte la libertad de expresión,  y sus restricciones se establecen vía jurisprudencial, es decir, mediante los fallos de la Corte Suprema.

Por eso, como explica  Tocqueville, en los Estados Unidos casi todas las cuestiones importantes se convierten en asuntos judiciales. Y no debe causar preocupación el abuso del derecho.

En el sistema político norteamericano -del cual es copiado nuestro presidencialismo- se encuentra claro, gracias a la jurisprudencia, que  el gobierno puede prohibir toda expresión que altere la paz o provoque violencia, puesto que la Corte así lo ha  reconocido. Por supuesto, los jueces exigen que el gobierno brinde una sólida justificación para intervenir en el libre ejercicio de este derecho.

Esta forma de construir el sistema político, zanja la absurda discusión que es el eje del debate en Ecuador: no se admite que mediante ley, el parlamento o Asamblea pueda establecer alguna forma de restricción a la libertad de expresión, pues la decisión corresponde a los jueces.

Así lo comprendieron quienes redactaron el Pacto de San José de Costa Rica y la Declaración Universal de Derechos Humanos que claramente prohíben la restricción de la libertad de expresión.

Parecería que todo el mundo civilizado está loco y que solo el Gobierno tiene razón. Cosas de una revolución que parece caminar para atrás.

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