La Caída del Muro supuso el símbolo de la caída del Telón de Acero, la frontera física e ideológica que dominó la vida en Europa tras el final de la Segunda Guerra Mundial, y el antecedente inmediato del fin de la Guerra Fría en 1991 con el colapso de la Unión Soviética. Fue también el inicio de la Reunificación Alemana y de la eventual reintegración europea que este año culmina una fase crucial con la ratificación del Tratado de Lisboa, y un momento clave del proceso iniciado en 1989 con la Revolución polaca y la apertura de fronteras entre Hungría y Austria.
Todo fue producto de una equivocación. El portavoz del politburó de Alemania Oriental,
Günter Schabowski, anunció el día 9 la concesión del permiso sin saber que la cúpula del partido había decidido que la orden entrara en vigor doce días después, para coordinar la desinstalación del muro, que terminó siendo realizada miles de personas armadas con mazos, palancas y, en general, cualquier objeto contundente que tuvieran a mano.
Para los alemanes, suponía una clara oportunidad de reconciliación y acercamiento, eliminando una línea de separación cuya mera existencia se cobró la vida de entre 100 y 200 personas que intentaron saltar el muro en busca de una vida mejor en el Berlín Occidental.
Veinte años después, no obstante, esta reconciliación no es tan contundente como se esperaba, primero por las diferencias culturales entre alemanes occidentales y orientales, después por la incapacidad del Gobierno alemán para condenar los crímenes históricos de la policía secreta de Alemania del Este, la Stasi. A nivel económico, el crecimiento de la antigua Alemania Oriental es más lento de lo esperado.
Conmemoración
A la ceremonia de conmemoración acudirán la canciller alemana,
Angela Merkel, el primer ministro británico,
Gordon Brown, el presidente ruso
Dimitri Medvedev y
la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton. La Unión Europea estará representada a través del presidente de la Comisión Europea,
José Manuel Durao Barroso.
Todos ellos, acompañados por testigos directos de los eventos como el entonces presidente de la Unión Soviética,
Mijail Gorbachov, o el ex presidente polaco
Lech Walesa, asistirán al concierto que dirigirá el pianista israelí
Daniel Baremboim que conmemorará otro 9 de noviembre de recuerdo más infausto: el asesinato de centenares de judíos y la vandalización de sus propiedades a manos de los Nazis en la conocida como Noche de los Cristales Rotos, en 1938.
La celebración culminará con la caída de más de mil fichas de dominó gigantes desde la plaza de Potsdam, a un kilómetro de la puerta de Brandenburgo, hasta el Reichstag, en el norte de Berlín, después de que el cantante
Jon Bon Jovi interprete la canción 'We Weren't Born To Follow (No Nacimos para Servir)' escrita especialmente para este aniversario.