Zapatero ya tiene al fin una buena noticia en estos momentos de crisis y desastre económico. Además, se la regala un asunto sobre el que manda desde su última remodelación gubernamental: el deporte, del que es ministro. Zapatero ya puede presumir, y presume, del fútbol español, que con la coronación del Barça como emperador en Roma, donde alcanzó a la vez el tirplete, redondea un año extraordinario y me temo que irrepetible: ahí es nada, haber sumado en menos de 12 meses los dos títulos planetarios más importantes: los europeos de Selecciones y el de clubes. De modo que en un Continente -ahora de moda por los comicios del 7-J- en el que pintamos poco en las cuestiones más importantes, sí que somos los jefes en del deporte rey.
Y no sólo por la suma de estos dos títulos, con los que en el de clubes volvemos a superar a los ingleses con los que estábamos empatados y ahora les adelantamos -30 por 29 en el global y 12 por 11 en cuanto a Liga de Campeones-, sino por otra cuestión tan importante: el estilo. Indudablemente ninguna selección nacional ni ningún equipo practica más y mejor el atractivo y espectacular 'jogo bonito' como España y el Barça. Por mucho que haya quien estima superior a 'Premier League' inglesa debido a su intensidad y mayor compromiso con la verticalidad y la búsqueda del gol. Pero en este aspecto sólo los cuatro grandes, Manchester, Chelsea, Liverpool y Arsenal, lo practican, mientras que cualquier club de la Liga española lleva años apostando por ese tipo de juego, le salga o no, que es diferente.
Y no es cuestión baladí el denominador común entre esos dos sacrosantos
conjuntos reyes de Europa, España y el Barça, el Barça y España, que constituyen los jugones que dominan el medio campo de ambos. Pongamos que escribo de la columna vertebral en esa zona decisiva donse de cocinan los éxitos, del dúo dinámico y mágico que son Xavi e Iniesta, Iniesta y Xavi. Ellos conforman el estilo, bien a las órdenes de Luis Aragonés, Vicente del Bosque o Josep Guardiola Y este trío de entrenadores, tan diferente entre sí, ha sabido añadir otra faceta muy importante: el compromiso con la camiseta en el campo y el respeto, buenas relaciones e incluso amistad en el vestuario y fuera de él.
De modo que, como canta Joan Manuel Serrat, un culé total y también seguidor y admirador de la Selecciónde :"de vez en cuando la vida te besa en la boca". Así que Zapatero, que aunque sea el ministro de Deportes, no ha hecho nada por todos estos éxitos -tampoco en contra-, puede estar contento,como cualquier otro ciudadano. Pero no sólo por este dominio futbolero -que también-, sino porque con su presencia en el Olímpico de Roma ha demostrado que no es gafe... siempre. Por tanto, lo mejor en estos tiempos oscuros en economía es que él y sobre todo el resto de españoles disfrutemos con alguna de las pocas alegrías que echarnos al coleto.Gracias, fútbol, gracias.
Si (
No(
