Paquirrín

Francisco Rivera Pantoja es cruce de torero y gitano de raza con tonadillera de manual, ambos cuarterones de lujo y dignos protagonistas de la copla española. Francisco es hermano de dos referentes de la masculinidad nacional, dos tipos guapos, dos toreros… y sin embargo a él le llaman “Paquirrín”. Debe ser jodido crecer comiendo pollo a la Pantoja y compartir sofá con Julián Muñoz mientras en La 2 un león se come a una gacela a cámara lenta. Debe ser mala cosa esperar a que Muñoz salga del cuarto de baño para salir a la calle.

Este chico, alejado de la cultura y de la formación, alérgico a las publicaciones y a sus autores, tiene como carrera el haber sido novio de “chonis” de discoteca de las que descorchan mirindas con la entrepierna y ríen enseñando caries. Y a pesar de tener todo el currículo en contra y todas las novias despechugadas por despechadas, dicen que tiene tirón cómico y por eso le han fichado en una televisión para que haga monólogos. Hacer el  mono le cuadra a la perfección, pero donde de verdad sería unas risas es en la Academia sentando cátedra en la gramática española.

En realidad La Sexta ficha a Paquirrín para evitar una fuga de talentos en tiempos de crisis; la Ministra de Innovación no puede permitir que Paquirrín se nos marche al extranjero con su gracejo y nos quedemos huérfanos de creadores. El I+D se iba a resentir de una manera dramática.

Y si las cosas le van bien se podrá convertir en Don Paquirrín que es nombre de personaje de novela del XIX, de secundario con patillas.

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