"Me siento confiado con respecto al futuro, pero no estoy contento con el presente", dijo el presidente, el mismo día en que se supo que el Producto Interno Bruto del país se contrajo un 6,1 en el primer trimestre del año, muy por encima de lo esperado.
"Queda mucho por hacer", agregó, al recordar que acaba de empezar su gestión, por ahora dedicada a lo que había prometido en su programa, trabajar con nuevas inversiones en energía, educación y sanidad para impulsar una renovación general y una mejora social en Estados Unidos. "Estamos haciendo lo que habíamos dicho que haríamos", dijo.
Obama ha ejecutado en poco más de tres meses una andanada de medidas económicas desconocida desde la Gran Depresión.
El presidente obtuvo la aprobación de un gigantesco paquete de estímulo fiscal en un tiempo récord tras llegar al poder, menos de un mes, y su presupuesto para 2010, de 3,5 billones de dólares, sigue a buen paso para ser aprobado en el Congreso.
Pero sus ambiciosos planes tienen un punto flaco: el déficit fiscal, que tan sólo en 2009 podría alcanzar los 1,7 billones de dólares, una cifra también desconocida.