Otra heroicidad torera: una cogida grave no impide a Uceda Leal ir al entierro de su padre

Triple tragedia sobre José Ignacio Uceda Leal en sólo 48 horas. Fallecimiento sorpresivo de su padre, que se encuentra el propio torero al ir a visitarle, paseíllo del coletudo el domingo en Las Ventas y grave cogida de 20 centímetros en la pierna izquierda que en principio le iba a impedir asistir este lunes al entierro. Sin embargo, soportando los dolores, finalmente estuvo en el cementerio para desde allí volver a la clínica.

El dolor físico por el percance, del que fue operado en la enfermería del coso -donde entró preguntando si la cornada le impediría dar el último adiós a su progenitor, Pedro Uceda-, lo aguantó bien. El problema es el dolor moral por la muerte de éste y la forma en que le llegó, mientras estaba solo.

Pero sólo los superhéroes, o sea, los toreros, son capaces de semejante esfuerzo sobrehumano.Los hechos se desarrollaron con esta secuencia: en la tarde del sábado, apenas 24 horas antes de torear en la Monumental de su tierra, Uceda intentar sin éxito ponerse en contacto con su padre durante toda la mañana, y al llegar al domicilio familiar se encontraba su cuerpo sin vida.

Pese a ello, o por ello, el domingo decide torear, como él mismo declaró a Digital Plus, que retransmitía el festejo "Son momentos duros. Todos tenemos pérdidas en la vida. Yo soy torero y sé que a mi padre le hubiera gustado que estuviera aquí".

Uceda, que abría cartel al ser el más antiguo de la terna -que completaban Juan Bautista y Luis Bolívar-, se luce con el capote, brinda a su padre mirando al cielo y cuando muletea con su estilo clásico al bicorne, éste le atrapa y le cornea de gravedad en la pierna izquierda, pese a lo cual, en otra heroicidad, Uceda se hace un torniquete y mata al bicho de una gran estocada, lo que le vale cortar una oreja.

Reaparecerá en San Isidro

En la enfermería, según el cirujano de la plaza, Máximo García Padrós. lo primero pregunta es si podía ir este lunes al entierro de su padre. "Le hemos dicho que debemos esperar a ver cómo evoluciona. No debería ser posible, pero con los toreros nunca se sabe. Ya parece mentira que haya podido matar al toro", afirmó el médico..

Pero tras pasar la noche con dolores pero sin fiebre, este lunes obtuvo el permiso del médico y 'se escapó' al entierro visiblemente cojeando. Aguantó la ceremonia, echó unas lágrimas y después regresó a la clínica La Fraternidad en la que está ingresado. En principio deberá permanecer sin torear alrededor de dos semanas. Por fortuna, llegará a tiempo para las dos tardes que tiene contratadas en la feria de San Isidro.

En definitiva, otro palo para el coletudo del barrio madrileño de Usera, que perdió a un hermano de 20 años en 1999, a su picador José Muñoz ese mismo año en Vic Fezensac (Francia), y a su madre en 2002.