Los políticos con el pueblo, de puente

Los políticos también pertenecen al género humano, y como parte de ese género, de ese paño social, no están excluidos de sumarse a la sonata y fuga del puente de San José; es decir, a la gran escapada, propiciada por el buen tiempo y por el sentimiento de que la crisis puede olvidarse por unos días. Los políticos siempre están al tanto de lo que el pueblo siente, vive y hace, y por ello se unen al pueblo en la operación salida, adelantan sus deberes, o los dejan para el lunes, pero nada de predicar con el ejemplo y en tiempo de ajuste económico quedarse sin puente; no, eso no, si el pueblo sale, hay que salir con el pueblo, ahora hacia la playa, dentro de tres semanas, de procesión.

Por eso el consejo de Gobierno de la Comuidad, que se celebra los jueves, se adelanta a hoy, para que los consejeros puedan cumplir con el hábito de hacer el puente; la junta de Gobierno del Ayuntamiento, que también se celebra los jueves, no se adelanta al hoy, puede que se retrase al viernes, o quizá que esta semana no se celebre, para que los señores concejales-delegados puedan salir.

El pleno de la Asamblea de Madrid, que se celebra igualmente los jueves, no se retrasa al viernes, sino que se adelanta a hoy para permitir un arco de varios días que permite a sus señorías construirse su puente particular, y además, esta tarde se debaten las conclusiones sobre la comisión de investigación de la presunta trama de espías, y para evitar que el debate se prolongue demasiado en el tiempo, se han suprimido algunos puntos del orden del día, con el ánimo de que la sesión no se alargue y sus señorías, y señoríos, que algunos los tienen, puedan coger a tiempo la caravana de salida del puente.

Y es que un puente, con previsión de buen tiempo, bien vale un esfuerzo, merece la pena hacer todo lo posible por aprovecharlo, justificado está que la clase política se olvide por unos días de predicar con el ejemplo el ajuste en el gasto; justificado está dar la espalda a la crisis por unos días, como lo está volver a ser parte del pueblo y coincidir en la carreteras para sufrir con el pueblo el tedio de la caravana.