Apenas un día después de que el Congreso del país rechazase el plan de rescate financiero de 700.000 millones de dólares (485.206 millones de euros) diseñado por la Administración Bush, lo que provocó el desplome de Wall Street, el presidente de EEUU declaró que la economía del país depende de la adopción de medidas gubernamentales decisivas respecto al plan de rescate o los daños serán "dolorosos y duraderos".
"Puedo garantizar a los ciudadanos que este no es el final del proceso legislativo (...) Estamos en un momento crítico para nuestra economía y necesitamos una legislación que haga frente a los activos en problemas...permitiendo a la economía estadounidense moverse nuevamente", dijo Bush.