Nota previa: no es peloteo pero escribir en el mismo medio que Ángel del Río y Pedro Montoliú es un honor, ambos son Cronistas de la Villa y a Montoliú le acaban de dar otro premio que es el Nobel de los escritores de Madrid.
Madrid sigue siendo un corralón de pueblo donde todo está conectado de manera oral. Y por encima de la información anda la opinión que nos convierte a todos en sesudos alcaldes con solución a todos los males e igual se opina de lo que ocurre en el Real Madrid que de la mala pata del Atlético o de los matones de discoteca que son una plaga que se nos ha disparado con pólvora negra.
Madrid es ciudad libre porque sus comentarios son libres y su gente siempre ha tenido hambre de libertad aún cuando las bombas nos han cortado el resuello. Ciudad en la que Umbral bajaba a comprar el pan y hacía una crónica, en la que Mesonero Romanos vio la carga de los Mamelucos, en la que Franco levantaba el brazo en coche descubierto junto al general Ike, en la que Tierno le puso color al parque del Retiro en un póster que valió unas elecciones. Espacio de todas las tendencias que es probeta de modernidad y aventura diaria.
Madrid soporta nevadas y atascos, ve pasar a ministros en coche oscuro y, aunque dejó de ser ciudad de organilleros, continúa siendo campo abonado para que Sabina le silbe letras a princesas y le ponga nombre a los canallas que cierran los bares.
Y luego la ciudad sumergida que transita por la M-30, y la ciudad emergente que se inventa cada mañana.
Dicho lo cuál, enhorabuena a Pedro Montoliú, compañero y Cronista. Madrid, entre otras cosas, tiene quien le escriba.
Si (
No(
