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¿Estamos locos o qué?

La columna de Gema Lendoiro: Parir y vuelta al tajo

La columna de Gema Lendoiro: Parir y vuelta al tajo

De todas las demostraciones que las feministas pueden hacer hay una que me complace especialmente: que defiendan a otras mujeres aunque sean de otra ideología política, es más, aunque sean de la ideología justamente contraria.
Esto lo acaba de hacer Ségolène Royal con su oponente política, Rachida Dati. Como hace tiempo que no doy por supuesto que todo el mundo sepa de quién hablo aclararé que la primera fue la candidata a la presidencia francesa en las últimas elecciones y la segunda es la ministra de justicia del gobierno de Sarkozy.

La titular de justicia dio a luz el pasado dos de enero. Ya fue polémico su embarazo porque (oh Dios mío) no está casada y (oh re-Dios mío) no ha desvelado el nombre del padre de la criatura. Como suele suceder en estos casos, la discreción ha dado paso a toda serie de conjeturas y la más graciosa (para mí, al menos) fue atribuir la paternidad a José María Aznar.

Pero eso es agua pasada. Ahora la noticia es que la mujer volvió al trabajo cinco días después de dar a luz. Hay que citar aquí que el parto fue por cesárea lo que significa que la recuperación en la inmensa mayoría de las mujeres es de, al menos, una semana. De hecho la ministra acudió a trabajar con los puntos a cuestas.

En el hecho de ir a trabajar cinco días después de parir hay una cuestión clara: la ministra antepone sus obligaciones laborales a las maternales o la han “obligado” a anteponerlas. Ségolène Royal la ha defendido en su decisión precisamente por esto: porque, según la socialista, Sarko la ha obligado. Bueno, la Royal no da puntada sin hilo y puede que lo que quiera es desprestigiar al presidente.

Pero si eso no fuera así y lo que pasa es que Rachida Dati va de superwoman por la vida, flaco favor le está haciendo al resto de las mujeres. Ya me estoy imaginando a muchos empresarios pensar: “ves, tampoco pasa nada por tener un hijo y volver enseguida al trabajo”. Pues sí pasa. Es más, la baja por maternidad debería ser obligatoria un año. Pero este es otro tema. Lo que no debería hacer una señora ministra es cargarse unos derechos ya adquiridos y pasárselos por los puntos de sutura acudiendo al trabajo a los cinco días de traer a su criatura al mundo. Porque en el ministerio es sustituible, pero dónde no lo es, es ejerciendo de madre con su bebé. Y ahora que me llamen conservadora o lo que quieran pero hay cosas que por mucho que avancemos no van a cambiar nunca y una de ellas es la específica e íntima relación que se establece entre una madre y su bebé recién nacido. Ya que las mujeres no las tenemos todas con nostras en materia de igualdades (reales) no nos carguemos la que siempre nos ha correspondido por derecho: la de cuidar de nuestros bebés.
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