Contrariamente a lo que hacia el rey Midas, todo lo que toca Magdalena Álvarez (Maleni para sus amigos y contrarios) en vez de convertirse en oro se traduce en chapuza e incompetencia.
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Sin embargo hay que reconocer que cumple impecablemente el único papel para el que ha sido designada: concita tanto desagrado, que libera a Zapatero de cualquier crítica. Es como un imán que retroalimenta la atracción de todo lo tóxico que flota en el ambiente.
En el fondo es un chollo para cualquier gobernante y casi todos los presidentes han tenido a su Maleni particular en el gabinete, aunque la diferencia estriba en que ésta, la actual, la genuina, es mucho mejor que las anteriores, porque tiene raza, no se corta un pelo, es provocadora, algo chula y, con perdón, se la sopla lo que los demás digamos de ella.
Maleni es teatrera, sabe dramatizar cualquier situación y aprovecha lo que haga falta para darle cera a los demás.
En la rueda de prensa que ofreció después del caos de las autopistas y del aeropuerto de Barajas, le echó la culpa a Iberia, al Instituto Nacional de Meteorología, a Esperanza Aguirre por ser Consejera de la Compañía Iberia a través de Caja Madrid y a Rajoy por no ganar las elecciones.
La fuga hacia delante es su única estrategia, su habilidad para desviar la atención hacia otros puntos es incomparable y su torpeza al expresarse (la gramática no es lo suyo) la convierten en un ejemplo de valor incalculable.
Esta mujer es un crack y si Zapatero la nombrara portavoz del gobierno las ruedas de prensa del consejo de ministros se convertirían en el programa más visto de las televisiones.
Por muchas crisis de gobierno que haga el Presidente Magdalena Alvarez continuará en el gabinete. Ella se siente fuerte y Zapatero seguro: forman una pareja ideal, son tal para cual.
Si (
No(
