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Europa no aprende, España tampoco

Europa no aprende, España tampoco

Desde los comienzos del siglo XXI, sino antes, las necesidades energéticas están reconfigurando el nuevo mapa geopolítico del mundo que vivimos. La Unión Europea viene construyendo a golpes de desagradables sorpresas una política energética común cuya primera y principal misión es la de asegurar el abastecimiento energético pues la dependencia energética europea supera el 55% del consumo, cifra que en algunos países se eleva cuantiosamente como España cuya dependencia energética alcanza el 83%. Puede decirse por tanto que Europa es un gigante con los pies atados por su dependencia energética y, singularmente, por su dependencia energética con Rusia. Alemania depende del gas ruso en un 40,5%, Polonia en un 71,3%, la República Checa en un 74,5%, Austria en un 77,9%, Hungría en un 79,3, Grecia en un 82,4% y otros países como Bulgaria, Eslovaquia, Letonia y Lituania en un 100%. Similar es la dependencia del petróleo ruso, en Alemania del 33,9%, en la República Checa del 66,6%, en Finlandia del 74,6% en Bulgaria del 85,3%, en Polonia del 93,8% y en Eslovaquia del 98,3% en cifras de 2007. Así que todos los años, Rusia se encarga de recordarnos por navidad, o más bien como regalo de año nuevo, esta increíble y real dependencia energética que ata de pies y manos una gran parte de la política exterior europea. El Primer Ministro ruso, el Zar Putin, nos regala a comienzos de este año 2009, el recorte a un tercio del tráfico del gas ruso que desde Ucrania va a los países europeos, so pretexto de justificar esta actuación como respuesta a la apropiación indebida o robo a mano armada que Ucrania ha hecho de una parte de este gas, que Ucrania justifica para no quedar desabastecida como consecuencia del desacuerdo con Gazprom en los nuevos precios del gas y de la tarifa de tránsito, apropiación por tanto que Ucrania reconoce haber realizado en concepto de retención por razones tácticas. Moscú propone elevar el coste de 179,5 dólares a 250 dólares para el año 2009. Ucrania no acepta esta subida.

Lo cierto es que el recorte ordenado por Rusia está afectando gravemente a los países europeos, y que a día 7 de enero hay una suspensión de suministro a Bulgaria que afecta directamente a Grecia, Macedonia y Turquía que reciben el gas ruso a través de los gaseoductos búlgaros, que la propia Alemania ya registra una merma de flujo de gas e incluso la poderosa Francia nuclear está afectada porque Rusia envía el 15% del suministro de GDF-Suez. Las temperaturas están a bajo cero. En algunos países se dice que se corre el riesgo de catástrofe humanitaria. La Unión Europea ha expresado su indignación por la violación de los compromisos de mantener el abastecimiento y ha tenido que mandar a una comisión a negociar al frente de la cual figura el Ministro de Industria y Energía de la República Checa, país que ostenta la Presidencia del Consejo y que además está directamente afectado.

Las negociaciones prosiguen mañana pero el daño ya es irreparable y además dispara el precio del petróleo que en solo una semana ha subido cerca del 30%. La cuestión es verdaderamente problemática porque por una parte Europa parece incapaz de dar una respuesta rápida a una crisis que pone en peligro la seguridad del abastecimiento energético y Rusia, que ya ha echado el pulso el Osetia del Sur y Abjazia, se permite hacer fuerte su posición de gigante energético frente a la Europa débil en la que apenas unos poco países como Dinamarca, Reino Unido y Francia pueden mantener el pulso energético. No puede olvidarse que hay un trasfondo político mucho más importante para Rusia, que es el de su posición geoestratégica y su presión continua a Ucrania, donde si pudiera desestabilizaría su gobierno y cultivaría una rivalidad entre el Presidente Juschenko y la Primera Ministra Julia Timoshenko, porque al fondo de este pulso energético está la hostilidad de Moscú a Kiev sobre la entrada de Ucrania en la OTAN, sobre la que el Consejo de Ministros de Ucrania del pasado 23 de noviembre aprobó el plan de colaboración Ucrania-OTAN para 2009, algo que desestabiliza a Rusia, para quien es necesaria una mayor seguridad en el entorno de sus fronteras de la que le ofrecen los actuales gobiernos de Georgia y Ucrania. Vivimos tragedias que nos aclaran siempre que meter los dedos en los ojos del vecino es mal asunto, sobretodo si este es poderoso y no lo digo por el horror de Gaza y la estupidez de Hamás de dar pie a una tragedia que por razones de humanidad nadie puede justificar sino porque también podríamos llevarlo al terreno de del vecino europeo del suministro energético y de nuestros vecinos españoles, me refiero a nuestro país con respecto al gas de Argelia. Geoestrategia, Política Exterior y Política Energética al fin y al cabo son ahora lo mismo.
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