OPINION/Víctor Gijón
Se van cumpliendo los plazos para que la TDT (Televisión Digital Terrestre) sustituya a la televisión analógica. Más calidad, más prestaciones y servicios, nuevas formas de ver e interactuar a través de la televisión son algunas de las importantes novedades que muy pronto estarán a disposición de los teleespectadores.
El apagón analógico total esta previsto para el 3 de abril de 2010, pero con anterioridad se irán dando pasos para la incorporación de la TDT a nuestros hogares. Esta semana se ponía en marcha el encendido de la señal de TDT para 14 municipios de la zona oriental que cuentan con una población de 75.000 habitantes. Es un proceso imparable que entra en la recta final y que está recibiendo un impulso decidido por parte del Gobierno de Cantabria. Pero, siempre hay un pero, el esfuerzo inversor, tecnológico, de la consejería de Industria y Desarrollo Tecnológico, precisa de un complemento normativo urgente en los relativo a las licencias de TDT en el ámbito de Cantabria.
Como sabrán el concurso convocado por el Gobierno anterior para la regulación de las televisiones de proximidad (locales) en el marco del desarrollo de la TDT nunca se llegó a fallar por distintos problemas de concepción y ejecución. La anulación provisional del concurso fue comunicada hace tres semanas a las empresas afectadas y en los próximos días aparecerá en el BOC la anulación definitiva.
Es el paso previo imprescindible para la convocatoria de un nuevo concurso, del que el consejero Javier del Olmo ha mantenido puntualmente informadas, tanto sobre contenidos como plazos, a los principales televisiones locales que operan en Cantabria. Pero debe ser un paso rápido, toda vez que queda un año y pocos meses para que las televisiones locales que obtengan licencia realicen las inversiones tecnológicas necesarias para hacer frente a los nuevos retos.
La actual crisis económica va a suponer un añadido de dificultad a ese periodo de transición, pero la convocatoria y resolución del nuevo concurso de licencias de TDT en Cantabria en el menor espacio de tiempo posible supondría un factor de estabilidad para las empresas del sector. Y lo que en los tiempos que corren parece más importante: se aseguraría el empleo existente y se crearían nuevos puestos de trabajo.
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