Se hace difícil de comprender desde otros lugares de España por qué los catalanes, por lo menos la mayoría de los catalanes, se cree de verdad esa versión tan lamentable de que Madrid tiene la culpa de todo lo que no funciona en esa Comunidad. ¿Tan mal informados están como para suponer que si las oficinas centrales de Endesa se ubicaran en Barcelona esta ciudad dejaría de tener apagones? ¿Nadie tiene la capacidad de discurrir que la Generalitat y los ayuntamientos no han hecho más que poner pegas al desarrollo de la red eléctrica? O, a propósito de las averías en la red de cercanías de RENFE, ¿por qué no se dan cuenta de que no hay que culpar tanto a Madrid de manera genérica y tan poco al hecho de que en Madrid haya una ministra de Fomento tan incompetente como Magdalena Álvarez?
Está comprobado que el nacionalismo se alimenta de la reivindicación llorona frente al Estado central, pero en ningún sitio está prohibido que un gobierno tan nacionalista como este de Montilla y Carod Rovira sea eficaz en su gestión y practique la máxima de a Dios rogando y con el mazo dando. Pero como no lo es y ya desde la Legislatura anterior ha demostrado que solo se ocupa de fomentar el nacionalismo y la queja y apenas nada de practicar la competencia, estamos llegando al punto de que cuando el líder de ERC habla en público de "una cierta fatiga de España" los suyos le aplauden y el resto de los españoles comprende que, efectivamente, eso es lo que sucede. Y también a la inversa, aunque de eso los políticos no hablan. ¡Qué fatiga la que se detecta en España frente a una Comunidad que en lugar de gestionar, hacer planes, innovar, dar ejemplo de laboriosidad, hacer que las cosas funcionen se ocupa mayormente de lamentarse!